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Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

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HAGIOGRAFÍA<br />

I-I-3<br />

La Conversión de San Humberto en la<br />

noche de Navidad.<br />

Santo <strong>del</strong> siglo VIII. Patrono de los<br />

cazadores.<br />

Príncipe de Esquilache.<br />

La luz divina nos envuelve.<br />

“Oh qué yerro el de la culpa<br />

cuando Dios darle desea<br />

la dirección de su amor,<br />

de su gracia y belleza”.<br />

“Al fin Dios enamorado<br />

mucho quiere y mucho cela<br />

<strong>del</strong> hombre sigue los pasos<br />

que mal los suyos emplea”.<br />

Humberto estuvo un tiempo reñido con Dios y con el<br />

mundo. La vida le había herido cuando creía que tenía<br />

en sus manos asida la felicidad. Contaba 22 años. Era<br />

conde en la corte de Teodorico III de Burgundia.<br />

Un servil mayordomo supo calumniarle hasta ser<br />

odiado por el rey quien ordenó su muerte de la que se<br />

libró huyendo.<br />

Vuelto de nuevo a la vida social, recuperado el<br />

prestigio, se caso con linda y joven muchacha, de<br />

nombre Florinda. Les nació un niño, Floriberto, alegría<br />

de su padre. Pero, al poco tiempo muere Florinda.<br />

Tremenda desolación, amargura y no poco desesperación.<br />

Huyó y rehuyó la compañía de los hombres. Vagabundea<br />

por los bosques procurando caza de bestias feroces para<br />

descargar el odio que lleva en el alma.<br />

Era tan su pasión que incluso carboneros y leñadores<br />

temían su compañía. No asistía a las fiestas religiosas<br />

pues se decía reñido con dios y también con los<br />

hombres, tan falsarios ellos.<br />

Era Navidad. Todos se disponían a celebrar la venida<br />

<strong>del</strong> Niño Dios al mundo. Humberto se marcha, su ballesta<br />

en mano, a correr la selva en busca de pieza. Una buena<br />

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