Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

ESTUDIO
I-II-6
El nacimiento en Belén con todo su entorno
pertenece de pleno a la literatura bucólica,
donde siempre puso el hombre natural el
prototipo de felicidad y concordancia con lo que
Dios le rodea.
“Quizás donde más sinceramente se manifiesta Virgilio
es en algunos pasajes de las églogas en los que
perpetúa lo gran leyenda de Arcadia y los pastores.
Todo lo que nuestros padres querían transmitirnos lo
hemos perdido fijándonos en lo externo de sus escritos.
La gente se ha divertido tanto con el mero hecho de que
la pastora china fuera de porcelana que ni siquiera se
ha parado a pensar porqué fue modelada. Se han quedado
tan contentos de ver al feliz campesino como una figura
de ópera que ni siquiera se han planteado cómo llegó a
ese lugar o cómo se perdió por el escenario”.
“Por una sencilla razón: porque el viejo instinto de
la humanidad les había dicho siempre que las
convenciones de ciudades complejas, cualesquiera que
fueran, eran menos saludables y felices que las
costumbres del campo. De ahí la eternidad de las
églogas. Y la razón es que hay un deseo auténtico y
permanente de aquella simplicidad, mientras que no
existe el mismo tipo de deseo por este tipo de
complejidad. La clave del feliz campesino es que el
campesino habitualmente es feliz. Los que no lo creen
son simplemente los que no saben nada de él y por tanto
no saben cuáles son sus momentos de alegría”.
“Se necesita una verdad para crear una tradición. Se
necesita una tradición para crear una convención. La
poesía pastoril puede llegar a ser a veces una
convención especialmente en los períodos de decadencia
social”. (Cfr. G. K. Chésterton: El hombre eterno).
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