Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

EPOCA INHUMANA
I-8.La Hipocresía después de la muerte
de Franco, libertador del comunismo
para todos. (1)
Triunfo del socialismo a causa de la necedad de los que
tendría que haber tenido algo en la cabeza.
“Felipe era sin duda intervencionista y se adhería
con firmeza a algunas falacias como la capacidad del
Estado para resolver los problemas humanos, en vez de
establecer las condiciones para que cada uno resolviera
los suyos, o la consideración de que tocaba a los
políticos, mediante la utilización de presupuestos
expansivos e incrementos de la fiscalidad con criterios
de progresividad, modificar las estructuras sociales.
Contaba con la ventaja añadida de que ese universo
básico de ideas era, en el fondo, compartido por la
oposición, que también adoraba al Estado y sólo se
proponía como dotada de mejores cuadros, mayor
preparación e incluso más experiencia parda gestionar
mejor el Estado. El consenso se había tornado
firmemente socialdemócrata. Desde ese podium de
seguridad, González no tenía inconveniente en prodigar
elogios a Fraga del que, en sede parlamentaria, llegó a
decirle que le cabía el Estado en la cabeza, y al que
quiso institucionalizar ofreciéndole un estatus de
jefe de la oposición. Al tiempo que le descalificaba
por su pasado franquista. Un anatema que había sido muy
eficaz frente a la UCD que reaccionaba de manera
medrosa e histérica hacia cualquier acusación de
“derechización”. AP era, también, muy sensible al
rejonazo, toda vez que Fraga había sido uno de los
iconos del tardofranquismo. Esa acusación, practicada
desde la superioridad moral, tenía cierta dosis de
hipocresía, porque habían recalado en gran número en el
partido socialista antiguos miembros del Movimiento y
de la Falange de izquierdas, cuya retórica
intervencionista y de exaltación de las virtudes del
Estado coincidían con la oferta socialista. Otros
provenían de familias notoriamente franquistas, como
María Teresa Fernández de la Vega, Mariano Fernández
Bermejo, Juan Antonio Griñán o el cacique manchego,
José Bono”.
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