Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

CATECISMO
I-1
La caridad o amor divino vertebra y
vivifica absolutamente la vida humana
y la diviniza.
El Catecismo de la Iglesia Católica en el nº 25 recoge
del de Trento el amor llamado de caridad como la
esencia de la redención. “Toda la finalidad de la
doctrina y de la enseñanza debe ser puesta en el amor
que no acaba. Porque se puede muy bien exponer lo que
es preciso creer, esperar o hacer, pero sobre todo se
debe siempre hacer aparecer el Amor de Nuestro Señor
Jesucristo a fin de que cada uno comprenda que todo
acto de virtud perfectamente cristiana no tiene otro
origen que el Amor, ni otro término que el Amor”. El
amor con mayúsculo no puede ser otro que el mismo Dios
vivo. Lo demás son, al fin y al cabo, enredos y pasos
desacompasados de mentes oscuras que enseñan sus dudas.
La caridad en la encarnación
“La Iglesia llama Encarnación al hecho de que el
Hijo de Dios ha asumido una naturaleza humana”. (n.
461). Por lo cual entra Dios a ser sujeto del querer
humano. Jesucristo tiene una sensibilidad que origina
o causa sus propios deseos, “volitio”, pero esa
volición queda sujeta al sujeto divino que es único y
dueño. Si Jesús tiene sed, -la tiene por ser hombre-
pero quien posee ese deseo –como persona divina que
es- es El Poderoso. Es así es como se entienden las dos
voluntades de Cristo. Son como afanes por uno guiados y
a buen fin llevados.
“La voluntad humana de Cristo”, nº 475. ”Conc. de
Constantinopla: ”Cristo posee dos voluntades y dos
operaciones naturales, divina y humana, no opuestas,
sino cooperantes, de forma que el Verbo hecho carne en
su obediencia al Padre ha querido humanamente todo lo
que ha decidido divinamente con el Padre y el Espíritu
Santo para nuestra salvación”. (nº 681). No se puede
entender que existan dos voluntades en una antropología
actual, puesto que la voluntad es una acto de la
persona, sólo la persona quiere o no quiere. Si hay dos
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