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Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

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ÉPOCA CATÓLICA<br />

I-8<br />

Los gustos decadentes con Enrique IV<br />

“Cuando murió el padre de Isabel le había sucedido<br />

en el trono su hijo, el hermano mayor e la niñas rubia,<br />

Don Enrique IV. Si sus inmediatos antecesores, como<br />

hemos visto, venían siendo todos débiles e inútiles,<br />

Don Enrique superó a todos en ruindad, y su reinado es,<br />

acaso, el más triste y desgraciado que nunca hubo en<br />

España. Según los escritores de la época, Don Enrique<br />

era flaco de cuerpo, bajo e estatura, con cara de mono<br />

y los ojos saltones. En su cuerpo, lo mismo que en sus<br />

costumbres, mostraba ser un hombre inferior y<br />

degenerado”.<br />

“Signo de esto era, sin duda, su afición a toda<br />

inferioridad: le gustaba rodearse continuamente de<br />

moros y judíos, y en su cámara, para levantar la<br />

cortina, tenía un alto negrazo vestido de amarillo. Era<br />

también un enamorado de toda clase de animales. Fue el<br />

primer europeo, seguramente, que tuvo en sus jardines<br />

una “casa de fieras”; y el andar entre ellas y<br />

cuidarlas era su gran <strong>del</strong>icia. Este gusto enfermizo por<br />

todo lo inferior, por lo salvaje, por lo animal y bajo,<br />

es el síntoma de todos los tiempos decadentes. Es el<br />

mismo gusto que ha habido en un mundo reciente, por las<br />

costumbres y los bailes negros, por todo lo que oliera<br />

a selva y barbarie”.<br />

“Porque su corte toda le acompañaba en esos mismos<br />

gustos, los cronistas de la época, describen las modas<br />

absurdas y rebuscadas de la Corte, que solían llevar en<br />

la cabeza turbantes moros y plumas de gallo, y colgando<br />

<strong>del</strong> cinturón puñales y cuchillos, como cualquier<br />

bandido o contrabandista. Todo se había hecho pequeño y<br />

artificioso. El gran estilo gótico de las catedrales,<br />

degeneraba en un nuevo estilo florido, donde el adorno<br />

tenía más importancia que la línea. No se escribían más<br />

que burlas contra el rey y versos pedantes. Un noble<br />

cortesano llegó a componer un tratado sobre la manera<br />

de cortar la carne y el pollo en la mesa”.<br />

“Con Enrique IV, quiso, sin embargo, empezar su<br />

reinado con una expedición contra los moros. Llegó con<br />

facilidad casi a las mismas puertas de Granada, porque<br />

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