Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

HAGIOGRAFÍA
I-6 Cómo contempla Teresita su cuna
humana a la luz de Niño Dios.
“La flor que va a contar su historia se alegra de
publicar las finezas, completamente gratuitas, de
Jesús; reconoce que nada había en ella capaz de atraer
sus divinas miradas, y que solo su misericordia ha
hecho todo lo bueno que hay en ella…Él la hizo nacer en
una tierra santa y como impregnada toda de un perfume
virginal. Él la hizo preceder de ocho azucenas
resplandecientes de blancura. Él, en Su amor, quiso
preservar a su florecilla del hálito envenenado del
mundo; apenas empezaba a entreabrirse su corola, cuando
este divino Salvador la trasplantó a la montaña del
Carmelo, donde ya las dos Azucenas que la habían
colmado de cuidados y acunado en la primavera de su
vida expandían su suave perfume”.
“Siete años han transcurrido desde que la florecilla
echó raíces en el jardín del Esposo de las vírgenes, y
ahora tres Azucenas balancean sus corolas perfumadas
junto a ella; un poco más lejos, otra azucena se abre
bajo las miradas de Jesús, y los dos tallos benditos
que produjeron estas flores están ahora reunidos para
siempre en la Patria Celestial…Allí han encontrado a
las otras cuatro Azucenas que la tierra no había visto
abrirse….. Oh, que Jesús se digne no dejar por mucho
tiempo en tierra extranjera a las flores que quedaron
en el destierro; ¡que pronto el ramo de Azucenas esté
completo en el Cielo”. (Historia de un alma, nº 11).
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