Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

ASCÉTICA
I-5
TEXOS CLÁSICOS
En amor de la criatura.
“Si el mundo efectivamente es una huella de Dios,
un guía, un indicador del camino hacia Dios, ha de
poseer entre sus propiedades una fuerza dinámica que le
aparte de sí lanzándolo hacia Dios, a Aquél que ha
penetrado la esencia de las cosas. Y de hecho es así.
Las cosas por sí mismas invitan a no quedarse fijo.
Ellas obedecen al plan de la creación. Honran a Dios al
mismo tiempo que manifiestan algo de su hermosura
siendo así un recuerdo continuo del Creador y una
invitación a ama-Le a Él sólo. Las cosas no son pues
las que producen el sufrimiento en el alma. Ni son las
que engendran hastío. Es más bien el estado imperfecto
del alma el culpable de ello, añadiendo a esa
imperfección el concepto que tiene todavía –a pesar de
hallarse tan elevada- del valor del mundo”. (Hildagard
Waach: San Juan de la Cruz, p. 159).
El principio fundamento
“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y
servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su
ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son
criadas para el hombre, y para que le ayuden en la
prosecución del fin para que es criado. De donde se
sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le
ayuden para su fin, y tanto debe quitarse dellas,
quanto para ello le impiden. Por lo cual es menester
hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en
todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre
albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no
queramos de nuestra parte más salud que enfermedad,
riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que
corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente
deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin
que somos criados”. (San Ignacio de Loyola: Exercicios,
c.23).
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