Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

HISTORIA
I-I-4
26, y 29 de de diciembre de 1520
La decisión del ejército de Cortés de
dar su vida por la fe, ante la ciudad
de Méjico.
Antes de adentrarse por los agrestes senderos que le
llevaban a ciudad de Méjico por mor de no ser atacados
por su aspereza. Era el 26 de diciembre de 1520.
“En suma, un ejército que venía a ser la mitad del
que había perdido en Méjico tan desastrosamente aunque
un poco mayor del que la había conquistado por vez
primera. La diferencia le llenaba el espíritu. Cortés
se dirigió a sus tropas durante el alarde recordándoles
los sucesos pasados y pidiéndoles que se alegrasen y
esforzasen puesto que luchaban por una causa justa,
para propagar la fe entre aquella gente bárbara y para
servir a su Majestad. Y todos –escribe al Emperador-
“prometieron de lo hacer y cumplir así y que de muy
buena gana querían morir por nuestra fe y por servicio
de Vuestra Majestad o tornar a recobrar lo perdido”.
Entraron en la montaña el 29.
“Y cuando salieron de aquel mal paso, Cortés hizo
un alto tanto para descanso corporal de la tropa como
para uno de aquellos mementos de meditación y retorno
sobre sí con que de cuando en vez hacia que su ejército
tomase conciencia de su ser y de su obra. Allí rogó a
sus soldados que diesen gracias a Dios por haberles
traído a salvo donde ya se hallaban a vista de la
laguna que todos contemplaron con gran placer y con la
melancolía de tantos amigos y bienes como en ella
habían perdido. De esta contemplación surgió espontánea
promesa de “nunca de ella salir sin victoria o dejar
allí las vidas”. Y de esta determinación –escribe a
Carlos V- íbamos todos tan alegres como si fuéramos a
cosa de mucho placer”.
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