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Solemnidad: Natividad del Señor. Cicl - Autores Catolicos

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HISTORIA<br />

III-I-4<br />

La voluntad de no saber los urgentes<br />

deberes de todo hombre ante Dios como<br />

pastor <strong>del</strong> mundo.<br />

La postura de la impenitencia ante un sinfín de<br />

reclamos <strong>del</strong> bien que nos llama, veamos en otro: En<br />

María Antonieta, frívola y ligera, que deja pasar el<br />

tiempo sin pasarlo mal ni luchar por nada que no sea<br />

ella.<br />

“Peras imposuit Iupiter duas”, Júpiter puso a cada<br />

uno dos alforjas, -una <strong>del</strong>antera y otra trasera- en la<br />

<strong>del</strong>antera sus propias virtudes, y en la trasera, los<br />

vicios hediondos. ¿A cuáles podemos ver más fácilmente?<br />

A los <strong>del</strong> vecino, lo vemos muy claros, pues lleva a la<br />

espalda todos sus defectos. ¿Y los nuestros? A los<br />

nuestros, no, pues están a la espalda donde no los<br />

vemos.<br />

“Una sola pregunta hubiera revelado a María<br />

Antonieta cómo era el mundo; pero no quería preguntar.<br />

Una sola ojeada al carácter de la época y lo hubiera<br />

comprendido, pero no quería comprender. Quería<br />

permanecer en su aislamiento alegre, juvenil y sin ser<br />

importunada. Dirigida por un fuego fatuo gira<br />

incansablemente a la redonda, y, con sus “marionettes”<br />

de Corte en medio de una cultura artificial, consume<br />

los años decisivos de su vida y que no pueden<br />

recuperarse”.<br />

“Que todo alrededor de la Ópera de París se tienda<br />

una ciudad gigantesca densamente llena de miseria y<br />

descontento, que detrás de los estanques de Trianón con<br />

sus patos chinos y sus bien cebados cisnes y sus pavos<br />

reales, que detrás de la limpia y adornada aldea de<br />

decoración de teatro -proyectada por el arquitecto de<br />

la Corte (el “hameau”)- caigan en ruinas las verdaderas<br />

casas.... María Antonieta no lo ha sabido jamás”.<br />

(Stefan Zweig).<br />

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