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¿Indignados?<br />
“Indigna”…<br />
el hombre unidimensional Hno. José Carlos García Moreno<br />
S<br />
omos por naturaleza seres sociales que crecemos<br />
como personas relacionándonos con los<br />
otros seres. No obstante, tenemos necesidad<br />
de regular dichas relaciones. Es cierto, necesitamos<br />
estructuras y legislaciones para poder establecer una<br />
buena convivencia. La condición es que las normas<br />
sean las precisas, no más, y siempre se mantengan<br />
como medios; cuando se convierten en fines, objetivos,<br />
se transforman en coacciones limitadoras de<br />
libertad. Dan una especie de seguridad pero el coste<br />
es el acartonamiento, la pérdida de iniciativa, creatividad…<br />
En una tertulia radiofónica, se comentaba que hoy<br />
no se puede actuar en la vida profesional, empresarial<br />
o de cualquier otra índole, sin tener un especialista en<br />
leyes ya que estamos sometidos a leyes europeas,<br />
nacionales, autonómicas… Algo parecido sucede en<br />
las Instituciones. De la predicación de Jesús y la primera<br />
comunidad se pasa a una Iglesia con un montón<br />
de normas y rúbricas que con frecuencia no dejan ver<br />
el objetivo, el sentido o el espíritu que quisieron resaltar<br />
en su inicio.<br />
Lo que fue una comida fraterna de Jesús con sus<br />
apóstoles, la hemos transformado en una “misa” que<br />
ha perdido su significado para muchas personas.<br />
¿Quién es capaz de hacer ver a los jóvenes, y me-<br />
nos jóvenes, de hoy que la celebración de la Eucaristía<br />
en cualquier parroquia es un signo de fraternidad?<br />
¿Que es el gesto que los cristianos ponemos para<br />
decirnos que somos hermanos porque tenemos un<br />
mismo Padre? ¿Que es la celebración alegre del gran<br />
misterio de muerte y resurrección de Jesús? Por tanto,<br />
por qué extrañarnos de que la gente no acuda.<br />
Ha sido frecuente revestir a las imágenes de la<br />
Virgen con mantos, algunos preciosos y de gran valor,<br />
que ocultan la talla fantástica, en ocasiones, de<br />
autores de primera fila. Los mantos ocultan el arte,<br />
aunque ellos puedan ser artísticos. Pero fueron hechos<br />
como complementos que sin el sujeto no se<br />
sustentan. De ahí que siempre haya que acudir a los<br />
inicios, a los comienzos, a lo más auténtico, hay que<br />
quitar capas, mantos... También hoy tenemos que redescubrir<br />
la “identidad” del Hermano y adaptar la<br />
“misión” en el mundo actual para ganar en autenticidad.<br />
Lo que Jesús condena de los judíos es precisamente,<br />
la falta de espíritu con el que actúan, su falta de<br />
amor a las personas, su legalismo. El ser cumplidores<br />
de normas sin contenido. Aquí entran todas las rutinas<br />
vacías de sentido que pueden llenar nuestros días.<br />
Esto es lo que indigna, sobre todo cuando se da en<br />
quienes han proclamado públicamente su opción por<br />
la fraternidad, la comunidad...<br />
Indignan las personas unidimensionales que se<br />
creen sabias y poseedoras de la verdad (hay un libro<br />
de Marcuse muy interesante: El hombre unidimensional,<br />
del que tomo el término aunque sea con sentido<br />
diferente). Llamo personas unidimensionales a<br />
aquellas que solo miran la existencia, la historia, la<br />
vida cotidiana y menos cotidiana, a través de un pequeño<br />
agujero, y lo que ven creen que es lo único que<br />
existe, lo mejor del mundo y la única verdad. No son<br />
conscientes de que vivimos en un mundo plural, diverso,<br />
distinto, poliédrico... Cuando estas personas<br />
son religiosos y además educadores, la indignación es<br />
mayor. Creo, cada vez más, en la diversidad y pluralidad<br />
de nuestro mundo, de nuestra sociedad, de las<br />
culturas… que siempre dan origen a la posibilidad de<br />
enriquecerse más como personas.<br />
<strong>horizonte</strong>