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Entendiendo la<br />
“Pastoral de engendramiento”<br />
E<br />
n los últimos años es común hablar, en foros<br />
de reflexión pastoral, de cambio de paradigma,<br />
de anacronismo de las formas eclesiales<br />
tradicionales y, sobre todo, de que nuestras ofertas<br />
evangelizadoras no llegan a los jóvenes y están desconectadas<br />
de la realidad.<br />
Este cambio, innegable, ha llevado a dos reflexiones<br />
fundamentales: por un lado, se quiere conocer<br />
más a fondo a los jóvenes actuales. De ahí surgen<br />
estudios estadísticos (como Jóvenes españoles y religión,<br />
de la Fundación SM), encuentros y descripciones<br />
útiles (como Todo ha cambiado con la generación<br />
Y, de J. M. Bautista). Por otro lado, mucho más<br />
minoritario, se intenta profundizar en el sentido esencial<br />
de la evangelización, de toda acción pastoral,<br />
más allá de los modelos específicos (como Volver a<br />
creer con los jóvenes, de A. Chordi).<br />
La llamada pastoral de engendramiento se coloca<br />
en este último campo, si bien no sólo para el ámbito<br />
juvenil. Surge fundamentalmente del centro “Lumen<br />
Vitae” de Bruselas y tiene en los jesuitas Philippe<br />
Bacq y André Fossion a sus máximos exponentes.<br />
Su reflexión nos ha llegado en forma de artículos,<br />
muchos de ellos publicados en Sinite y otros reunidos<br />
en libros como Una nueva oportunidad para el evangelio.<br />
A continuación presentamos algunas reflexiones<br />
que pueden ser útiles para comprender este marco<br />
evangelizador que, sin decir nada esencialmente nuevo,<br />
<strong>horizonte</strong><br />
Hno. Jorge A. Sierra<br />
Reflexión<br />
se centra en aspectos fundamentales que nosotros,<br />
como agentes de pastoral, debemos tener bien interiorizados.<br />
1<br />
¿Qué quiere decir?<br />
La pastoral de engendramiento no es un nuevo<br />
modelo pastoral, ni un nuevo paradigma evangelizador.<br />
Es más bien un estado de espíritu, un ideal, que<br />
puede animar los diversos modelos pastorales del<br />
momento (tradicional, de acogida, de propuesta, de<br />
iniciación…).<br />
Pone énfasis en los aspectos derivados de su fuente:<br />
podemos y debemos permitir a Dios engendrar<br />
personas en su propia vida, gracias a una manera<br />
peculiar de estar en relación y de obrar, inspiradas<br />
por el Evangelio.<br />
El mensaje central del Evangelio es que todo ser<br />
humano está llamado a compartir la vida de Dios en<br />
un diálogo de amistad con Él. La iniciativa es siempre<br />
de Dios, así que nuestro trabajo pastoral es poner<br />
en juego las condiciones necesarias que Le permitan<br />
establecer una relación de pastoral con todos. El<br />
acontecimiento central, que da nombre a la iniciativa,<br />
es el bautismo de Jesús, cuando la voz celeste afirma<br />
“Tú eres mi Hijo, yo, hoy, te he engendrado” (Lc 3,<br />
21, citando el salmo 2).<br />
Inmediatamente después de su bautismo, Jesús<br />
reúne a los discípulos y los forma progresivamente.<br />
Les invita a amar a sus enemigos, a hacer el bien, a<br />
prestar sin vuelta, a adorar a Dios en espíritu y en<br />
verdad, a no juzgar ni condenar, a ser misericordiosos<br />
como su Padre es misericordioso, a orar debidamente...<br />
en resumen, los incluye en su propia relación con<br />
Dios para que puedan también ellos engendrar la vida<br />
de Dios, a su medida, según su capacidad.<br />
1 Seguimos a P. Bacq en su artículo La pastoral de engendramiento:<br />
¿Qué quiere decir?, Sínite 150, 2009. Págs. 27-46<br />
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