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¿Indignados?
Indignados con ternura Cáritas-tiva
1. Aproximación léxica:
Indignar (se): enojar, encolerizarse, enfurecer,
irritar, arrebatarse, agitarse, exasperar, cabrear,
incomodar, protestar, encrespar, encorajinar,
acalorar…
Indignación: sentimiento vivo de desagrado y
rechazo causado en alguien por algo que hiere
su sentido de la justicia moral. Enfado violento
provocado en alguien por una acción injusta o
reprochable.
*Enojo, ira, enfado, irritación, cólera, excitación,
rabia, furia…
Indignado: Que padece indignación y la practica.
Según eso, me declaro, Padre, un indignado y me
acuso, Padre, de indignarme poco ante la plaga de
indignantes que me acechan.
2. Clases de indignados. Estos se clasifican según el
estimulo que produce la indignación.
Hay o debiera haber muchos. Señalamos solo los
siguientes:
Indignados del parchís. Organizan un “violento” y
lo ejecutan con trampas ocultas, gritos de victoria y
cubiletes por el aire
Indignados deportivos. Colocan el puño en la mandíbula
del vecino y lanzan el puntapié a las pelotas no
Hno. Pedro Ozalla
lúdicas en espacios públicos. Dedican el exabrupto
recordando la familia de los indignantes. Una subespecie
de estos, quizá altere la música callada, la noche
serena y la soledad sonora del locus amoenus y
del beatus ille o acaso, fragmente la cristalera de una
sala conventual.
Indignados lingüísticos. Estos son infatigables,
tienen tarea todas las horas del día. Aplican el dardo
en la palabra, igual en una amoto del Grabiel que en
una afoto del Imilio; igual un tú dijistes que en dila a
mi madre que… Estos se cabrean porque todavía
encuentran el carnet en el chalet. Aplican el oído
purista para cazar yeístas cayados con cayado o para
percibir la gangosidad de un superchurri pijo superguay,
superguachi, superchachi, supermollón, supermolón,
superalucinante, superflipante… Se encolerizan
por el uso excesivo del diminutivo apreciativo, porque
dicen que eso connota amaneramiento y empalagosamieto.
Si les preguntas: ¿Ya puedo decir científicos
y científicas, el médico/la médica, el tortugo/la
tortuga, el lagarto/la menuda lagarta?, te envían a la
mismísima… Guía de comunicación no sexista (Instituto
Cervantes. 2011, 260 págs). Se irritan por el
grito de Quico: “¡Vitooo!, me se mueve el pito”. Estos
indignados forman coro con Don Quijote para
gritar al escudero: “Erutar, Sancho, que no regoldar.
Este es uno de los más torpes vocablos que tiene la
lengua castellana, aunque es muy significativo” (II,
43).
Indignados sedentes y ambulantes callejeros. Estos,
en sus manifiestos, gritan: Atención a los derechos
básicos, abolición de las leyes y medidas discriminatorias
e injustas, abolición de los sueldos de la
clase política, reducción del gasto militar, cierre inmediato
de las fábricas de armas…
Indignados bíblicos. A estos les quema el fuego
de la indignación ante una galería de marginados:
pobres, oprimidos, extranjeros, huérfanos, viudas,
emigrantes, prisioneros, esclavos… Y también gritan:
Escuchad esta palabra, vacas de Basan… explotáis a
los desvalidos, oprimís a los pobres (Am 4,1). Oprimís
al justo, os dejáis sobornar y atropelláis al pobre
en el tribunal (Am 5,11-12). Buscad el derecho, socorred
al huérfano, proteged a la viuda (Is 1,16-17).
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