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Reflexión
Existe constancia de que en los últimos siglos aparecieron
en este lugar diversos objetos arqueológicos.
Seguro que los antiguos abades y monjes de Bujedo
no pudieron imaginarse la historia que ocultaba aquella
secular posesión de Arce; aunque con seguridad
que a lo largo de seis siglos conocerían repetidamente
algunos de esos objetos, como monedas o trozos de
metal o cerámica, sin que pudieran interpretar esos
hallazgos. Se sabe que en el s. XVIII un erudito mirandés
hizo una pequeña excavación, lo que necesariamente
hubo de ser autorizado por el monasterio;
así que algo llegaron a conocer los monjes en esa ya
última época monacal.
Otro erudito mirandés, en la última parte del s.
XIX, y ya desaparecido el monasterio mucho antes,
halló una estatuilla de cobre, representación de una
diosa romana. La Real Academia de la Historia conserva
varios objetos antiguos procedentes de este
lugar en estos últimos siglos. El mismo nombre de
Arce, de claro origen latino (“arx”: baluarte, ciudadela,
fortaleza) es como una premonición anunciadora
de esa realidad arqueológica; denominación que procede
de la época medieval de la Reconquista de estos
lugares a los árabes; cuando, sin duda, todavía existían
importantes elementos bien visibles de la antigua
fortaleza romana, que dieron el nuevo y definitivo
nombre al lugar.
Entre los hallazgos más recientes de objetos metálicos
y cerámicas se encuentran interesantes fíbulas
(que ahora se relacionan con las encontradas en Villanueva
de Teba y en Miraveche, a poca distancia).
Sobresale como hallazgo de hace pocos años, un
tahalí celta con decoración damasquina en plata, de
los siglos III-II, que se relaciona también con los procedentes
de esos dos pueblos burebanos, pero con
características muy propias; se conserva en el museo
provincial de Burgos.
Resumiendo sobre el actual estado de la cuestión:
las más recientes actuaciones se han producido a
causa de la construcción de una nueva carretera, que
hacía peligrar el yacimiento. La Real Academia de la
Historia ha obligado a paralizar y reorientar de forma
inmediata las obras de esa carretera por el grave riesgo
para el área del yacimiento. La misma Real Academia
ha pedido la clasificación del yacimiento como
BIC (Bien de Interés Cultural). El estudio total exigirá
todavía mucho tiempo y trabajo.
Durante seis siglos, Arce-Mirapérez, guardadora
de la antigua Deóbriga, fue “granja” y parroquia del
monasterio premonstratense de Bujedo. En Miranda,
lo que es totalmente natural y explicable, no existe
conocimiento de esa relación entre arce y el antiguo
monasterio de Bujedo, a no ser en el caso de eruditos
en la historia de la ciudad.
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