horizonte

68
Verano fecundo
Desde Guinea Ecuatorial
H
e aquí una breve reseña de nuestra estancia
en Guinea Ecuatorial. Durante este mes (11
de julio a 13 de agosto), hemos tenido la
oportunidad (privilegio) de acercarnos a un mundo
diferente. Un mundo en que la gente vive otros ritmos,
disfruta de diferentes comodidades de las que
nosotros tenemos, mucho menores, y enfrenta la vida
con diferentes esperanzas. ¿Mejor que nosotros o
peor? Es una cultura diferente, de personas que son
como nosotros, salvo la cantidad de melanina en la
piel por centímetro cuadrado. Entre esta gente, aparte
otras limitaciones, la falta de oportunidades educativas
y de formación humana es una deficiencia grande;
y muy poco atendida en el país.
La Salle ofrece aquí una contribución que ya supera
los cincuenta años. Bomudi, con una comunidad
de cinco Hermanos, atiende la educación primaria y
ofrece una formación profesional de electricidad,
electrónica e informática. Lea, comunidad de dos
Hermanos, que espera completarse con el aporte de
dos voluntarios, es el centro de Bachillerato, con las
aulas de ESBA (equivalentes a nuestra ESO) y las de
los cursos de Bachillerato. Enrique Nvo es el centro
más antiguo, del tiempo de la colonia. En él funcionó
hasta hace dos años un internado para alumnos de
magisterio; estos alumnos han ido saliendo al mundo
de la educación primaria o a otras profesiones con
una preparación reconocida.
Este centro está a espera de que se concrete una
remodelación prometida por el Presidente, Teodoro
Obiang Nguema con motivo de la celebración de los
Hno. Luis Miguel Fernández y Daniel Tomé
cincuenta años del servicio de La Salle en Guinea.
Los Hermanos de esta comunidad dan clase en Lea,
dirigen la escuela de catequistas, hacen de secretario
del equivalente de la FERE en Guinea y dirigen el
Centro Cultural Cervantes para formación de profesores.
En el centro de Lea es donde Daniel, jefe de estudios
de Ferrol, y Luis Miguel, Hermano de la comunidad
de Barcelos, hemos estado realizando nuestro
servicio. Este trabajo ha consistido en sustituir a los
Hermanos durante el verano en las clases de recuperación
del cursillo de verano que se organiza para los
alumnos que deben presentarse a los exámenes de
septiembre. De este modo, los Hermanos de las comunidades
pueden disfrutar de las vacaciones, que para
ellos es recuperar fuerzas y salud, necesarias para compensar
el trabajo intenso del año y lo duro del clima.
Temíamos un poco lo del clima, el calor, los mosquitos…
Hay que confesar que todo eso quedó en las
prevenciones. El tiempo, suave; ni una gota de agua;
una brisa casi constante; las noches, hasta casi frescas.
Y los mosquitos, a espera de las lluvias. La casa,
además, está bien acondicionada. Puede irse sin miedos;
con las medidas oportunas, pero sin miedo.
Nosotros hemos estado con los alumnos de los dos
últimos cursos de bachillerato. Se nos pedía encargarnos
de las asignaturas de matemáticas y lengua de
primero y de matemáticas, lengua, física y química
de PREU (este año es el último de esta antigua estructura
de bachillerato).
Las mañanas han sido para dar las clases y las tardes
para prepararlas. Teníamos la “obligación” de
tener un descanso a la hora de la siesta y nos tomábamos
una pausa por la tarde para ir a Misa o echar
unas canastas en el patio del centro.
La experiencia ha sido muy interesante. Las aulas
eran numerosas, hasta más de cincuenta alumnos. Los
chicos están interesados. Tienen sus dificultades. No
es la menor la lengua; a pesar de ser el castellano la
oficial, su lengua materna es otra; su vocabulario es
limitado. La mayor esperanza y estímulo es superar el
examen de madurez y la prueba de selectividad española
y que la nota les permita acceder a una beca para
horizonte