horizonte

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Reflexión
Sí, porque es una anécdota bonita y providencial.
El párroco del pueblo preparaba a unos diez niños
para frailes. Esperaba al Hno. Ricardo, marista, pero
se presentó antes otro Hermano llamado también
Ricardo, solo que de La Salle. Este Hermano quería
llevar dos a Bujedo y dos a Griñón. Me preguntó a
mí: ¿Tú donde quieres ir? Y yo le dije: Yo, con usted.
Y nos eligió al hijo del maestro y a mí.
En el noviciado, me pusieron el nombre de EU-
LOGIO, “el buen orador”… Tuve que seguir el protocolo
monacal varias veces: de rodillas, en el comedor,
acusarme delante de la presidencia…Después de
la acusación, el Hno. Servando, director, me preguntó
en tres ocasiones: ¿Es usted listo?
-“No carísimo Hno. Director”, y lo desconcertaba.
Hno. Melchor, al redactar estas páginas, ha sobrevolado
sobre mí el poema de Machado A un olmo
seco:
“Al olmo viejo, hendido por el rayo / y en su mitad
podrido… carcomido… / Antes que te derribe
(…) / con su hacha el leñador(…) / olmo, quiero anotar
en mi cartera / la gracia de tu rama verdecida. /
Mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la
vida, / otro milagro de la primavera”.
Creo que se produjeron en ti el rayo y el hachazo,
y también el milagro.
Creo que fuiste grande en la bonanza y la prosperidad,
pero creo que has sido y eres mayor en la
tormenta y la adversidad. GRACIAS, Hno. MEL-
CHOR.
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