horizonte

Nuestro momento histórico, nuestra sociedad,
nuestra Iglesia, precisan de personas abiertas, con
criterios revisables, capaces de convivir con la diversidad
de culturas, de costumbres, de formas diferentes
de pensar. Personas dialogantes, sin miedos, sin
prejuicios y sin esquemas inamovibles. Personas
entusiastas, con capacidad de renovación, de superación.
Lo que sobran son agoreros.
Observad vuestra comunidad y ved si la oración
comunitaria es más de petición o de acción de gracias,
si la conversación sobre los alumnos se fija más
en las deficiencias, lo poco que estudian o en las metas
que consiguen, cómo ayudarles ante los problemas
que tienen, lo buena gente que son… Si la crisis
económica es casi el fin del mundo o una ocasión de
revisar el ritmo de vida, si hay despilfarro o consumismo.
Si el dial de la radio o el canal de la TV
¿Indignados?
siempre es el mismo, y la única lectura que se hace al
día es de la prensa y del mismo periódico… y descubriremos
la pluralidad o unidimensionalidad de la
que participamos.
Como educadores y educadores cristianos nos tiene
que indignar todo lo que no potencie la esperanza,
el crecimiento personal, el compartir, la ayuda solidaria
o la fraternidad; todo lo que sea pesimismo, falta
de ilusión, indiferencia e instalación debemos
desecharlo si queremos ser seguidores del Señor Jesús
desde el carisma de Juan de La Salle y aportar
nuestro granito de arena en la construcción del Reino
que está ya aquí.
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