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3. Formación pedagógica<br />

En cuanto al aspecto pedagógico, consistiría en<br />

formarles de acuerdo con los logros conseguidos por<br />

los primeros maestros de Reims. Y esto hace suponer<br />

que en los dos o tres primeros años de las escuelas,<br />

ya habían acordado varias cosas importantes, a saber,<br />

emplear el método simultáneo en las lecciones; enseñar<br />

a leer comenzando por el francés, y no por el<br />

latín; explicar el catecismo todos los días; exigir en la<br />

clase un orden y una disciplina exactos; observar el<br />

silencio por parte del profesor y por parte del alumno,<br />

etcétera.<br />

En la primera Guía de las Escuelas que conocemos,<br />

la del manuscrito de 1705, no aparecen estas<br />

modificaciones tan importantes, que cambiaban profundamente<br />

el funcionamiento de las escuelas menores<br />

de la época. Pero en algún momento tuvieron que<br />

recogerse en los textos que iban redactando entre<br />

todos los maestros. En efecto, los Hermanos introducían<br />

poco a poco los cambios que veían convenientes<br />

en las múltiples reuniones que hubieron de tener para<br />

modificar la escuela. De aquellas reuniones fue naciendo<br />

la Guía de las Escuelas, pero el texto, siempre<br />

manuscrito, iría cambiando a medida que adoptaban<br />

nuevas iniciativas y nuevas formas de actuar. Por eso,<br />

cuando los primeros cambios fueron ya una realidad<br />

en todas las escuelas, ni siquiera aparecerían en la<br />

redacción de la Guía, porque se daban por supuestas.<br />

Este grabado de Cabaríeux representa la casa llamada de "la<br />

muralla" en Rouen. Era una propiedad del Hospital general al<br />

que Juan Bautista de La Salle, había prometido suministrar Hermanos<br />

en 1707, para sostener la escuela de pobres.<br />

<strong>horizonte</strong><br />

4. Y, sobre todo, formación espiritual<br />

Reflexión<br />

En cuanto a la formación espiritual, sabemos que<br />

Juan Bautista iba modelando a cada nuevo postulante<br />

de manera magistral. Blain llega a decir que bastaba<br />

que el recién llegado estuviera pocas semanas a su<br />

lado para ser un hombre nuevo, totalmente transformado,<br />

capaz de encargarse del ministerio escolar. Los<br />

elementos de formación que empleaba eran todos los<br />

que llevaban a adquirir el espíritu propio del maestro<br />

cristiano, que es el espíritu de fe. Por lo tanto, utilizaba,<br />

sobre todo, la Sagrada Escritura, la oración, la<br />

meditación y el examen frecuente, particularmente al<br />

final del día; y de manera especial, les movía al ejercicio<br />

de las virtudes propias del educador: el amor al<br />

niño, la paciencia, la generosidad, la piedad, el sacrificio,<br />

etc. En fin, todas las “virtudes del Buen Maestro”,<br />

que aparecen en la Colección, y que tan magistralmente<br />

explicó el Hermano Agatón.<br />

5. También la formación práctica y experimental<br />

Pues bien, tanto para los Hermanos como para los<br />

maestros destinados a las zonas rurales, la formación<br />

era fundamentalmente la misma, como quedó dicho.<br />

Antes de tener el noviciado, los Hermanos que se<br />

formaban iban a la clase dirigida por un Hermano<br />

experimentado, y de él aprendían el modo de enseñar.<br />

Cuando se abrió el Noviciado, en 1692, en la casa<br />

donde éste radicaba, La Salle siempre abría una escuelita,<br />

donde los novicios aprendían y se ejercitaban<br />

en la práctica de dar clase. Así ocurrió en Vaugirard, en<br />

la Casa Grande, en la calle Charone y luego en San Yon.<br />

La escuela de la calle Princesa fue también un lugar de<br />

aprendizaje, el principal, en los primeros años de París.<br />

Los Seminarios de Maestros para el campo, es decir,<br />

para las zonas rurales, funcionaban de forma muy<br />

similar a los noviciados. La diferencia era que aquellos<br />

maestros no tenían como objetivo ser Hermanos,<br />

sino volver a sus parroquias y ponerse a disposición<br />

de los párrocos que los habían enviado a formarse, y<br />

atender la escuela parroquial. Mientras estaban en el<br />

Seminario, tenían su residencia separada de la comunidad<br />

de Hermanos, pero siempre residían como internos.<br />

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