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64<br />

Verano fecundo<br />

La vuelta a India en diez pottus<br />

E<br />

ntre el 3 de julio y el 13 de agosto, cuatro<br />

voluntarios hemos vivido una breve experiencia<br />

misionera en el sur de la India (Tuticorin):<br />

Lucia y Aida –estudiantes en Gijón y antiguas<br />

alumnas de San Eutiquio–, el Hno. Germán Bolado y<br />

José Manuel Merino, coordinando el proyecto, nos<br />

embarcamos cargados de ilusiones. En principio el<br />

grupo lo formábamos cinco personas, pero un pequeño<br />

problema de salud le impidió a Maria Saiz<br />

–profesora de Santander– estar con nosotros, aunque<br />

compartimos con ella todos los momentos de formación<br />

en Arcas Reales durante el año, y ha estado en<br />

nuestro pensamiento constantemente.<br />

Hemos pasado en Tuticorin seis semanas, colaborando<br />

en la construcción de un hall de entrada al comedor<br />

de los internos del colegio. Ha sido un trabajo<br />

cansado por momentos, porque nuestro cuerpo no<br />

está habituado pero, más allá de lo que nuestras manos<br />

y fuerzas hayan podido realizar, lo más grande de<br />

este tiempo ha sido la posibilidad de entrar en contacto<br />

con una cultura diferente, abrir todos los sentidos a<br />

una realidad social muy distinta a la nuestra, y dejarnos<br />

impactar por lo vivido. Hemos podido pasear por<br />

las calles, sentirnos desbordados por la miseria, pero<br />

también por la fiesta, la hospitalidad y el sentido<br />

religioso de este pueblo. Otro aspecto importante de<br />

la experiencia ha sido el contacto con los Hermanos.<br />

Hemos estado alojados en el colegio, viviendo<br />

como uno más los ritmos de la comunidad. Nos han<br />

hecho sentir desde el primer momento como en casa,<br />

haciéndonos participes de su vida, sus diálogos, sus<br />

risas. Han estado siempre a nuestra disposición, tratando<br />

que estas seis semanas fueran especiales, y lo<br />

han conseguido. Han sido días marcados también de<br />

mucho sentido lasaliano pues, además del contacto<br />

con la comunidad, hemos podido encontrarnos con<br />

otros voluntarios de PROYDE desarrollando proyectos<br />

en otros lugares de la India, y conocer otras escuelas<br />

y obras de los Hermanos.<br />

También visitamos una leprosería en Tuticorin regentada<br />

por unas religiosas, una de ellas originaria de<br />

España, con una sobrina en nuestro colegio Ntra. Sra.<br />

de Lourdes. Y de vuelta, como guinda del pastel, una<br />

parada en Calcuta, para conocer otras realidades sociales<br />

y poder así completar el bagaje de experiencias<br />

José Manuel, Hno. Germán, Aida, Lucía<br />

que quedan en nuestro corazón y que esperamos saber<br />

transmitir en nuestra vuelta a España. ¡Mika nanri!<br />

a los Hermanos y a todas las personas que hicieron<br />

de esta experiencia algo tan especial.<br />

Aquí van unas líneas sobre medio verano en<br />

Thoothukudi (Tuticorin), al sur de la India, sabiendo<br />

que cualquier cosa que escribamos siempre será insuficiente<br />

y no abarcará toda la experiencia, pero sí al<br />

menos compartir impresiones, huellas, sentimientos…<br />

que os permitan haceros una idea de lo que fue<br />

para nosotros una vivencia especial. Y decidimos<br />

reflejar nuestra experiencia a través del pottu, ese<br />

marca que los indios se colocan entre ceja y ceja, que<br />

puede adoptar diversas formas y tiene valor decorativo,<br />

pero también connotaciones religiosas. Más allá<br />

de su verdadero significado, el pottu es una marca<br />

visible a los ojos de los otros, y eso es lo que queremos<br />

transmitiros, las marcas que la India ha ido dejando<br />

en nosotros en estas seis semanas. Y hemos<br />

elegido el número 10 por eso de que es un número<br />

redondo. Así que allá van nuestros diez pottus…<br />

Intercambio cultural:<br />

Es inevitable empezar por este gran pottu que lo<br />

ha impregnado todo. Han sido seis semanas de inmersión<br />

en una cultura totalmente diferente a la nuestra.<br />

Eso supone riqueza, pero también necesidad de<br />

adaptación, aceptar el impacto de imágenes que nuestros<br />

ojos no están acostumbrados a ver, formas de<br />

hacer que nos escandalizan y e incongruencias que no<br />

logras comprender. Dicen que la primera impresión<br />

es la que queda; no ha sido así en nuestro caso. Al<br />

<strong>horizonte</strong>

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