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Sobre la “interioridad”<br />
C<br />
omo miembro de una comunidad de Hermanos<br />
mayores y morar en un Centro de Espiritualidad,<br />
escojo como tema el que me ofrece<br />
el Plan del año, mirando un poco hacia adentro, sobre<br />
el tema de la “Interioridad”.<br />
Bujedo nos brinda el marco idóneo para descubrir<br />
y reflexionar esa interioridad que nos lleva al encuentro<br />
con Dios y con nosotros mismos. Ante Dios nuestra<br />
postura es la de Abrahán: “Ante ti, oh Señor, soy<br />
polvo y ceniza”. Tenemos que estar abiertos al Espíritu<br />
que nos habla por la vida que ya nos ha tocado<br />
vivir, por nuestros Hermanos de comunidad y por la<br />
oración. Necesitamos escucharnos unos a otros para<br />
que exista comunicación. Dejarnos interpelar por<br />
cuantos convivimos en la comunidad. Creo en la<br />
alegría que produce el caminar juntos y por idéntico<br />
camino, en fraternidad, en diálogo, con fe y confianza<br />
en Jesús.<br />
No podemos vivir en la mediocridad, es preciso<br />
vivir los valores sobrenaturales para ser fieles a Cristo.<br />
Nuestra unión con Cristo comenzó en el bautismo<br />
y ha sido fortalecida con la consagración religiosa. La<br />
fidelidad da vitalidad a nuestra vida religiosa. Nos<br />
dice el Santo Fundador: “Sed fieles a vuestra misión<br />
y vivir alegres para conservar vuestra identidad interior<br />
y para ser reconocidos exteriormente por lo que<br />
sois”.<br />
<strong>horizonte</strong><br />
Hno. Lucinio Rico<br />
Reflexión<br />
Santa Teresa de Jesús conoció al Señor por el camino<br />
de la oración. Y sigue diciendo: “La oración es<br />
un grado de amistad tratando con quien sabemos nos<br />
ama”. La interioridad se busca en el silencio, en la<br />
soledad y dejando el ruido. La interioridad nos impulsa<br />
a buscar esa luz en Dios que nos ilumine para<br />
que acaben de una vez para siempre con nuestras<br />
negligencias, preocupaciones y prisas. Esa luz brillará<br />
si vivimos con misericordia, si observamos la justicia<br />
y esperamos en Dios. Las palabras mueven y el<br />
ejemplo arrastra. Nuestra vida en la Residencia es la<br />
de orar, ocuparnos en algo y querernos porque Cristo<br />
vivió amando y para vivir unidos necesitamos amarnos,<br />
saludarnos al encontrarnos.<br />
Por la oración nos acercamos a Dios, pues el Señor<br />
está cerca de los que le invocan sinceramente. Él<br />
nunca falla, fallamos nosotros por no saber acercarnos,<br />
por no prepararnos debidamente y dar a la oración<br />
importancia. Necesitamos serenidad e interioridad.<br />
Los Hermanos mayores hemos recorrido un largo<br />
camino, un camino que nos ha conducido a Cristo,<br />
pero cada camino tiene sus recodos, declives, cerros,<br />
llanuras, camino que hemos ido haciendo al andar<br />
con la gracia de Dios, venciendo todas esas dificultades<br />
que nos presenta la vida. Que Dios siga bendiciéndonos<br />
para seguir siendo fieles a los que nos han<br />
precedido en su rectitud de corazón.<br />
Termino con las palabras que tenemos escritas en<br />
el Proyecto Comunitario: «Aunque por la edad o<br />
enfermedad, nos hayamos retirado de las tareas específicas<br />
del Hermano de La Salle, nos sentimos<br />
miembros activos, al continuar realizando nuestra<br />
misión adaptada a nuestra situación de Hermanos<br />
mayores y porque vemos en nosotros un vivo ejemplo<br />
de lo que dice la Regla: “El primer apostolado de los<br />
Hermanos consiste en el testimonio de la vida consagrada”».<br />
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