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horizonte

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se puede entrar desde muchos extremos, recorrer un<br />

itinerario personalizado (que no es lo mismo que “a<br />

la carta”) de experiencias de encuentro y salir, quizás<br />

para encontrar otro itinerario adecuado, por diversos<br />

lugares.<br />

No es algo especialmente novedoso: todos nos<br />

vamos dando cuenta de que algunos de nuestros jóvenes<br />

se acercan a la fe desde una labor de voluntariado,<br />

desde una simple amistad (“voy porque va mi<br />

amigo”) o desde el simple gusto (“es que me lo paso<br />

muy bien en los campamentos”). También somos<br />

cada vez más conscientes de que no podemos basar<br />

nuestra labor en pilares que antes nos resultaban imprescindibles:<br />

compromiso, asistencia fiel, pasos<br />

concretos, proyecto de vida… En este momento,<br />

probablemente, la mayor parte de los jóvenes que se<br />

acercan a nuestros grupos de profundización en la fe<br />

lo hagan simplemente por lo relacional, de ahí la gran<br />

importancia de la simple “presencia”, de estar, de<br />

hacerte el encontradizo… sobre todo en las experiencias<br />

fuertes, “de ruptura” que puedan vivir.<br />

Por instinto, si las personas se acercan a un creyente<br />

es porque los sienten disponibles para ayudarles.<br />

Y si los rechazan instintivamente es también<br />

porque los ven lejanos, incapaces de aportarles nada.<br />

El evangelizador en la línea del engendramiento tiene<br />

la seguridad de que Uno solo es el verdadero Pastor,<br />

por lo que anda a tientas, en una actitud de “no saber”<br />

y a la vez estar “a la escucha” con creatividad: siente<br />

en su interior que no se trata, en primer lugar, de<br />

aplicar principios pastorales hechos, aunque sean<br />

justos y necesarios, sino de ponerse al servicio de las<br />

personas a la manera de Jesús en el camino de<br />

Emaús: releyendo las “preguntas” que les dirigen a la<br />

luz de los Evangelios. Sin duda, es la calidad de las<br />

relaciones vividas la puerta por la que un joven puede<br />

plantearse que la Palabra de Dios tiene algo que decir<br />

también en el siglo XXI.<br />

<strong>horizonte</strong><br />

8 líneas concretas 2<br />

Reflexión<br />

1. Suscitar “a” la vida, en todas sus dimensiones:<br />

el primer distintivo de las comunidades cristianas<br />

de hoy debería ser estar presentes en los lugares<br />

donde la vida es precaria y está amenazada.<br />

2. Relaciones armónicas y de calidad, reconociendo<br />

los “carismas” de todos, y evitando la polarización<br />

hombre-mujer.<br />

3. Relaciones de reciprocidad, pues sólo existe<br />

el engendramiento mutuo, creando estructuras más<br />

cercanas al tejido artesanal que al producido en serie.<br />

4. Nacer juntos a una nueva identidad: agente<br />

y joven se colocan al mismo nivel, ambos con actitud<br />

de discernimiento. El acompañamiento mutuo es una<br />

prioridad. El agente no se coloca en el medio, sino<br />

que ayuda a su acompañado a ponerse a la escucha de<br />

Dios y del mundo, con una actitud de desprendimiento,<br />

humildad y “no control”.<br />

5. Proponer el Evangelio, pues solo la Palabra<br />

de Dios puede abrir, hoy como ayer, la “puerta de la<br />

fe”. La Palabra con toda su riqueza y diversidad, y el<br />

camino abierto por Jesús con todas sus consecuencias.<br />

6. Ser signos del Reino, pues para los que nos<br />

rodean nos deben distinguir el estilo de las relaciones<br />

que vivimos con los demás (“mirad cómo se aman”).<br />

Cuando alguien con verdadero deseo de vivir ve a un<br />

cristiano auténtico y transparente, es habitual que<br />

surjan interrogantes. La función de la Iglesia es reconocer<br />

la fe que ya los anima y revelarles de forma<br />

adecuada ese “feliz vosotros” que resuena en el sermón<br />

de la montaña.<br />

7. La identidad de los discípulos: en el grupo<br />

de Jesús no todos fueron llamados al mismo tiempo,<br />

ni de la misma forma. De hecho, Jesús les hace la<br />

pregunta “¿quién decís que soy yo?” después de mucho<br />

tiempo de tenerlos como compañeros. Cuando en<br />

nuestra sociedad se hablar de alejamiento de la fe y al<br />

mismo tiempo de avance de la conciencia social,<br />

debemos aprender a valorar esos signos, sin trazar a<br />

priori fronteras precisas entre los creyentes y los demás.<br />

8. El estilo del Evangelio, donde se ve una<br />

forma de actuar de Jesús que todavía sorprende. De<br />

allí se extrae una pastoral de presencia, de relaciones<br />

de calidad, de creación de ambientes, de acogida…<br />

porque sabemos que la persona de Cristo todavía es<br />

significativa. Más aún, sigue (y seguirá) convocando<br />

a la Vida a muchas personas, trastocando los valores<br />

mundanos por los de la gratuidad, la fraternidad y el<br />

amor, mediante el sencillo testimonio de muchos<br />

2 Seguimos y resumimos hasta el límite a P. Bacq en su artículo Hacia<br />

una pastoral de engendramiento, publicado en Misión, 2007. Págs. 67-<br />

77.<br />

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