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Reflexión
6. La transmisión del espíritu de educador cristiano
¿Qué podía transmitir La Salle, a los que se formaban,
tanto para ser Hermanos como para ser maestros
rurales? Ciertamente no les decía otras ideas sino
aquellas que hoy encontramos en las dieciséis Meditaciones
para la Escuela. Aunque estas meditaciones
se redactaran posteriormente, se advierte claramente
que estaban bullendo en la cabeza del Fundador desde
el comienzo de su contacto con la escuela. Y pensemos
que en el título que le pusieron al editarlas se
dice que no son sólo para los Hermanos, sino para
todos aquellos «que se dedican a la educación de la
juventud».
Los Hermanos absorbían muy pronto la idea de
que su empleo, su trabajo, se transformaba en ministerio
apostólico, al servicio del Reino de Dios, para
llevar el mensaje del Evangelio a los niños, a través
de la escuela; que eran sustitutos de los padres en la
educación de los niños; que eran continuadores de los
apóstoles, embajadores de Jesucristo para con los
alumnos; que estaban llamados y eran enviados por
Dios para salvar a los niños y jóvenes, que eran como
los ángeles custodios de sus muchachos, etc.
Los Hermanos tenían conciencia de que la vida
que llevaban era la de personas separadas del mundo
y consagradas a Dios para ejercer el ministerio de la
educación cristiana, sin ninguna otra actividad. El
ministerio del Hermano exige «al hombre entero, en
su totalidad». Esta conciencia la adquirían en la etapa
de formación y la alimentaban día a día, en la ora-
ción, en la meditación y en la vida comunitaria, esto
es, en la convivencia con sus hermanos.
En cuanto a los maestros destinados a las zonas
rurales, ¿no saldrían también con la idea de que eran
embajadores de Cristo, que su trabajo, por la fe, se
convertía en ministerio apostólico, al servicio de la
Iglesia, y que su misión era «educar cristianamente»
a sus alumnos?
7. Consagrados a Dios por el ministerio
Si los Hermanos quedaban consagrados a Dios en
razón del ministerio que ejercían, ¿no podían también
quedar consagrados a Dios los maestros de las escuelas
rurales? ¿No iba a ser, también para ellos, el ministerio
apostólico que ejercían el instrumento y el
medio de su santificación, como lo era para los Hermanos?
En resumen, que La Salle tuvo la idea de llevar la
escuela cristiana tanto a las zonas urbanas como a las
rurales. En el primer intento triunfó de forma patente;
en el segundo, sembró, pero las circunstancias le
impidieron recoger cosecha abundante. Si embargo,
dejó la inquietud sobre la necesidad que tiene el educador
cristiano que trabaja de forma individual de
adquirir una formación profunda, no sólo en el aspecto
científico y pedagógico de su labor sino, sobre
todo, en el ámbito espiritual de su persona y de su
vida.
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