horizonte

hacía tiempo que no veía a un joven abrazar a un
Hermano o agarrarle por el hombro, algo que hacen
los amigos o dos personas que se tienen cariño. Hacía
tiempo que no veía a un Hermano hablar con los
chicos sobre todo y sobre nada, contar chistes, escuchar
sus problemas sin estar pendiente del reloj…
Compartir su mesa con un profesor del colegio…
Todos los Hermanos que hemos conocido en El Estor,
Guatemala, La Antigua o San Juan han sido y son
personas maravillosas que contagian alegría, ganas de
trabajar y preocupación por los niños. Amigo, hermano,
maestro…
- El sentimiento de pertenencia a La Salle que tienen
los profesores y alumnos de Sololá. Como ellos
mismos nos decían, “somos lasallistas de corazón”.
El cariño que tienen los vecinos de Santa María y San
Juan a La Salle como institución.
- El sincretismo religioso de la población, dónde
lo cristiano se junta con lo maya. Ambas creencias se
han unido siendo perfectamente compatibles, pese a
las críticas dominicales. Los símbolos, las velas, la
iconografía, la naturaleza, Jesús… han formado un
gran puzle que da forma a la Fe de estas gentes.
Termino estas líneas diciendo: gracias, Guatemala.
Gracias por tus gentes, “nuestros” vecinos que nos
saludan y sonríen. Gracias por “nuestra” comunidad.
Gracias por ver a los Hermanos con otros ojos, por
los momentos de charla en la comida, en nuestros
viajes y por esas partidas de parchís. Gracias por
permitirnos aprender de “nuestros” compañeros, los
profesores de La Salle San Juan y Santa María, por
convivir con ellos y compartir con ellos claustros,
clases, convivencias, risas… Gracias por “nuestros”
alumnos, por permitirnos disfrutar de nuestra profesión.
Por recibir tanto de ellos. Las muestras de cariño
estos días han sido una constante, besos, abrazos…
y muchos detalles peluches, paños, bufandas,
Verano fecundo
bolsos… Nunca antes habíamos recibido tanto dando
tan poco. Pero lo importante no ha sido lo material,
sino la intención y el cariño con que la gente con la
que hemos vivido cuarenta días nos ha despedido.
Cuarenta días en los que hemos sido Wuayo, Wuicho
y Piqué.
Os podríamos contar que hemos visitado Tikal y
Quirigua, dos joyas de la cultura maya, La Antigua,
ciudad patrimonio de la Humanidad, Ciudad Guatemala,
con su catedral, el palacio… y hasta alguna
anécdota graciosa, pero eso no es lo importante. Lo
importante es que os podemos decir que hemos comprobado
que mucha gente pequeña en muchos lugares
pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar
el planeta.
Ahora queda un reto importante para nosotros: contagiar
a nuestros compañeros de Ferrol, Burgos y
Santander nuestra ilusión. Una ilusión que genere
compromiso y visibilice la vida como don y regalo,
que construye, reconcilia y bendice…
horizonte 73