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Reflexión
Cómo formaba Juan Bautista de La
Salle a los maestros rurales
1. La necesaria formación del maestro
Una de las realizaciones más preciosas de Juan
Bautista de La Salle fue la formación de los maestros.
En poco tiempo se convenció de que la escuela sólo
se podría cambiar si primero había maestros preparados
adecuadamente. Y él asumió ser el formador de
tales maestros. Esta experiencia la realizó de dos
formas: una, con los maestros que iban a constituir
más tarde la Sociedad de Hermanos, a quienes encomendaría
«en comunidad» las escuelas de las ciudades;
la otra, con los maestros que se encargarían de las
escuelas en pequeños núcleos de población, es decir, en
los pueblos y aldeas, las zonas rurales, como decimos
hoy. Estos no formarían comunidad, sino que trabajarían
individualmente.
Hno. José María Valladolid
El Hermano José María había enviado más de 60 artículos lasalianos a
nuestra Revista. Quería llegar a los 100. Algunos de ellos han ido saliendo
en los últimos números. Publicamos a continuación el último recibido, como
homenaje a su dedicación a la investigación lasaliana.
Tres Seminarios abrió Juan Bautista para formar a
estos maestros. La primera vez fue en Reims, hacia
1685, y en 1687 contaba con 25 formandos. La segunda,
en París, en 1702, en la calle de San Hipólito,
al frente de la cual puso al Hno. Nicolás Vuyart, y se
cerró en 1705. La tercera, en Saint-Denis, promocionada
por el abate Clément, se abrió en octubre de
1708 y se cerró en 1711, a consecuencia del pleito
planteado contra él por la familia Clément.
No fueron los únicos intentos, pues sabemos que
en Guisa estuvo en tratos, en 1681, con el duque de
Mazarino, para establecer un Seminario para maestros
rurales en La Fère. En Aviñón tenía una casa
capaz de albergar a 20 personas, casi seguro que con
la intención de abrir allí otro Seminario para formar a
los maestros que irían al Languedoc, que tenía un
lenguaje autóctono, diferente del francés.
2. Escuelas cristianas, tanto para las ciudades como
para el campo
¿Cuál era el propósito de La Salle? Al parecer,
llevar la escuela cristiana tanto a las ciudades como a
los pueblos. Como en los pueblos pequeños sólo podría
existir una escuela, atendida por un maestro, éste
tendría que trabajar en solitario; pero en las ciudades,
al tener varias aulas cada escuela, los maestros deberían
trabajar en comunidad. Con todo, tanto las escuelas
de la ciudad como las de los pueblos deberían
ser «escuelas cristianas».
Por eso la formación que recibían los destinados a
la zona rural era prácticamente igual que la dada a los
que iban a ser Hermanos. Esta formación tenía dos
partes: la pedagógica y la espiritual.
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