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La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas

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Mauricio Mæterlinck don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />

esos vasos, el más gran<strong>de</strong>, el que lleva al costado la palabra «Naturaleza»,<br />

encierra una fuerza muy real, la más real <strong>de</strong> todas, y que sabe,<br />

mantener sobre nuestro globo una cantidad y una calidad <strong>de</strong> <strong>vida</strong>,<br />

enorme y maravillosa, por medios tan ingeniosos que, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse<br />

sin exageración, ultrapasan cuanto el genio <strong>de</strong>l Hombre sería capaz <strong>de</strong><br />

organizar. Esta cantidad y esta, calidad, ¿se mantendrían por otros<br />

medios? ¿ Nos engañamos cuando creemos ver precauciones en aquello<br />

en que quizá no haya más que un azar afortunado que sobrevive a<br />

un millón <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgraciadas casualida<strong>de</strong>s.<br />

114<br />

XV<br />

Pue<strong>de</strong> ser; pero esas casualida<strong>de</strong>s afortunadas nos dan, entonces,<br />

lecciones <strong>de</strong> admiración que igualan a <strong>las</strong> que hallaríamos más arriba<br />

<strong>de</strong> la casualidad. No nos limitemos a mirar los seres que tienen una<br />

chispa <strong>de</strong> inteligencia o <strong>de</strong> conciencia y que pue<strong>de</strong>n luchar contra <strong>las</strong><br />

leyes ciegas, no nos inclinemos siquiera, sobre los primeros representantes<br />

nebulosos. <strong>de</strong>l reino animal que comienza: los Protozoarios. Los<br />

experimentos <strong>de</strong>l célebre, mieroscopista M. H. J. Carter, F. R. S., <strong>de</strong>muestran,<br />

en efecto, que ya en embriones tan ínfimos como los mixomicetes,<br />

se manifiestan una voluntad, <strong>de</strong>seos y preferencias ; que se<br />

notan movimientos <strong>de</strong> astucia en infusorios privados <strong>de</strong> todo organismo<br />

aparente, tales como el Amaeba que espía con disimulado, paciencia<br />

a <strong>las</strong> jóvenes Acinetas a la salida <strong>de</strong>l ovario materno, porque sabe<br />

que en ese momento no tienen todavía tentáculos venenosos. Ahora<br />

bien, el Amaeba no posee ni sistema, nervioso ni órgano <strong>de</strong> especie,<br />

alguna que se pueda observar. Vamos directamente a los vegetales que<br />

son inmóviles y parecen sometidos a todas <strong>las</strong> fatalida<strong>de</strong>s, y sin <strong>de</strong>tenernos<br />

en <strong>las</strong> plantas carnívoras, en <strong>las</strong> Droseras, por ejemplo, que<br />

obran realmente como los animales, estudiemos más bien el genio que<br />

<strong>de</strong>spliegan algunas <strong>de</strong> nuestras flores, <strong>las</strong> más sencil<strong>las</strong>, para que la<br />

visita <strong>de</strong> una abeja traiga consigo, inevitablemente, la fecundación<br />

cruzada que, les es necesaria. Veamos el juego milagrosamente combinado<br />

<strong>de</strong>l rostellum, <strong>de</strong> los retináculos, <strong>de</strong> la adherencia y la inclinación

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