La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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<strong>La</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
LIBRO CUARTO<br />
<strong>La</strong>s reinas jóvenes.<br />
Cerremos aquí nuestra joven colmena, en que la <strong>vida</strong>, reanudando<br />
su movimiento circular, se extien<strong>de</strong> y multiplica para dividirse a su<br />
turno apenas llegue a la plenitud <strong>de</strong> la fuerza y la felicidad, y abramos<br />
por última vez la ciudad madre, para ver lo que ocurre en ella <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> la salida <strong>de</strong>l enjambre.<br />
Tranquilizado el tumulto <strong>de</strong> la partida, y cuando la han abandonado<br />
<strong>las</strong> dos terceras partes <strong>de</strong> sus hijos, sin intención <strong>de</strong> regresar, la<br />
<strong>de</strong>sdichada ciudad queda como un cuerpo que ha perdido la sangre:<br />
fatigada, sola, muerta casi. Sin embargo, han quedado algunos millares<br />
<strong>de</strong> <strong>abejas</strong> que, inconmovibles aunque algo langui<strong>de</strong>cidas, vuelven al<br />
trabajo, reemplazan a <strong>las</strong> ausentes lo mejor que pue<strong>de</strong>n, encierran <strong>las</strong><br />
saqueadas provisiones, van a visitar <strong>las</strong> flores velan por el <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong>l<br />
porvenir, conscientes <strong>de</strong> la misión y fieles al <strong>de</strong>ber que un <strong>de</strong>stino<br />
preciso les impone.<br />
Pero, si el presente parece tétrico, todo cuanto el ojo ve está poblado<br />
<strong>de</strong> esperanzas. Nos hallamos en uno <strong>de</strong> esos castillos <strong>de</strong> <strong>las</strong> leyendas<br />
alemanas, cuyos muros están revestidos <strong>de</strong> millares <strong>de</strong> redomas<br />
que contienen <strong>las</strong> almas <strong>de</strong> los hombres por nacer. Nos hallamos en la<br />
morada <strong>de</strong> la <strong>vida</strong> que prece<strong>de</strong> a la <strong>vida</strong>. Por todas partes, suspensas en<br />
<strong>las</strong> cunas bien cerradas, en la superposición infinita <strong>de</strong> los maravillosos<br />
alvéolos <strong>de</strong> seis caras, hay millares y millares <strong>de</strong> ninfas, más blancas<br />
que la leche, que con los brazos cruzados y la cabeza, inclinada sobre<br />
el pecho, aguardan la hora <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spertar. Al ver<strong>las</strong> en sus sepulturas<br />
uniformes, innumerables y casi transparentes, diríase que son gnomos<br />
encanecidos que meditan, legiones <strong>de</strong> vírgenes <strong>de</strong>formadas por los<br />
pliegues <strong>de</strong>l sudario e inhumadas en prismas hexagonales multiplica-<br />
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I