La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
www.elaleph.com<br />
Mauricio Mæterlinck don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
<strong>de</strong>spués, sólo quedaba, una docena <strong>de</strong> <strong>abejas</strong>; por fin, algunos días más<br />
tar<strong>de</strong>, la reina <strong>de</strong>sapareció, <strong>de</strong>jando en los panales algunas infelices<br />
inconsolables.»<br />
XIX<br />
He aquí, entro otras muchas, una circunstancia nacida <strong>de</strong> <strong>las</strong> inauditas<br />
pruebas por que nuestra intervención reciente y tiránica hace<br />
pasar a <strong>las</strong> infortunadas pero inquebrantables heroínas y en la que se ve<br />
a lo vivo el último acto <strong>de</strong>l amor filial y <strong>de</strong> la abnegación: más <strong>de</strong>, una<br />
vez, y como todo aficionado a <strong>abejas</strong>, he hecho que me man<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
Italia reinas fecundadas, porque la raza italiana es mejor, más robusta,<br />
más prolífica, más activa y más mansa que la nuestra. Esos envíos se<br />
hacen en cajitas llenas <strong>de</strong> agujeros. Pónense en el<strong>las</strong> algunos víveres, y<br />
la reina se encierra acompañada por cierto número <strong>de</strong> obreras, elegidas<br />
hasta don<strong>de</strong> es posible, entre <strong>las</strong> <strong>de</strong> más edad (la edad <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> se<br />
reconoce, fácilmente, pues, cuando envejecen, presentan el cuerpo más<br />
liso, enflaquecido, casi calvo, y sobre, todo <strong>las</strong> a<strong>las</strong> gastadas y <strong>de</strong>sgarradas<br />
por el trabajo), para alimentarla, cuidarla y velar por ella durante<br />
el viaje. Muy a menudo encontrábame con que la mayoría <strong>de</strong> <strong>las</strong> obreras<br />
había sucumbido. Una vez, todas habían muerto <strong>de</strong> hambre; pero,<br />
como <strong>de</strong> costumbre, la reina estaba intacta, y vigorosa, y la última <strong>de</strong><br />
sus compañeras había perecido ofreciendo probablemente a su soberana,<br />
símbolo <strong>de</strong>, una <strong>vida</strong> más preciosa y más vasta que la suya, la última<br />
gota <strong>de</strong> miel que, tenía reservada en el fondo <strong>de</strong>l buche.<br />
40<br />
XX<br />
Observando este efecto tan constante, el hombre ha sabido aprovecharse,<br />
<strong>de</strong>l admirable sentido político, <strong>de</strong>l ardor para el trabajo, <strong>de</strong> la<br />
perseverancia, <strong>de</strong>, la magnanimidad, <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong>l porvenir que <strong>de</strong> él<br />
se <strong>de</strong>rivan o que en él se hallan encerrados. Gracias a ese efecto, hace<br />
ya algunos años que ha logrado domesticar hasta cierto punto y sin que<br />
el<strong>las</strong> lo sepan, a <strong>las</strong> bravías guerreras que no ce<strong>de</strong>n a ninguna fuerza y