La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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<strong>La</strong> <strong>vida</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
elemento macho y hembra <strong>de</strong> que nacerán <strong>las</strong> obreras. Por un curioso<br />
cambio, ella, es la que suministra el principio masculino, y el macho el<br />
principio femenino. Dos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l ayuntamiento, la reina pone<br />
los primeros huevos, y al punto el pueblo la ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong> minuciosos cuidados.<br />
Des<strong>de</strong> entonces, dotada <strong>de</strong> doble sexo, encerrando en su ser un<br />
inagotable padre, comienza su verda<strong>de</strong>ra <strong>vida</strong>, no sale ya <strong>de</strong> la colmena,<br />
no vuelve a ver la luz, si no es para acompañar a algún enjambre, y<br />
su fecundidad no se <strong>de</strong>tiene sino al acercarse la muerte.<br />
129<br />
VII<br />
Prodigiosas bodas, <strong>las</strong> más mágicas que podamos soñar, celestiales<br />
y trágicas, arrastradas por el arrebato <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo más arriba <strong>de</strong> la<br />
<strong>vida</strong>, fulminantes e imperece<strong>de</strong>ras, únicas y <strong>de</strong>slumbrantes, solitarias e<br />
infinitas. Admirables embriagueces en que la, muerte sobrevenida en lo<br />
más límpido y bello que haya en torno <strong>de</strong> esta esfera: el espacio virginal<br />
y sin límite, se fija en la transparencia augusta <strong>de</strong>l tendido cielo el<br />
instante <strong>de</strong> la felicidad, purifica en la luz inmaculada la parte, <strong>de</strong> bajeza<br />
que, tiene siempre el amor, hace inol<strong>vida</strong>ble el beso, y contentándose<br />
esta vez con un diezmo indulgente, toma con sus propias manos, en<br />
estos instantes maternales, el cuidado <strong>de</strong> introducir y unir en un solo<br />
cuerpo y para un largo porvenir inseparable, dos pequeñas y frágiles<br />
<strong>vida</strong>s.<br />
<strong>La</strong> verdad recóndito, no tiene esta poesía, tiene otra que somos<br />
menos a tos para compren<strong>de</strong>r, pero que quizá acabemos por enten<strong>de</strong>r y<br />
amar. <strong>La</strong> Naturaleza no se ha preocupado <strong>de</strong> procurar, a esas dos abreviaturas<br />
<strong>de</strong> átomo como <strong>las</strong> llamaba Pascal, un matrimonio <strong>de</strong>slumbrante,<br />
un i<strong>de</strong>al minuto <strong>de</strong> amor. No ha tenido en vista ya lo habíamos<br />
dicho, más que el mejoramiento <strong>de</strong> la especie, por la fecundación cruzada.<br />
Para garantizarla, ha dispuesto el órgano <strong>de</strong>l macho <strong>de</strong> una manera<br />
tan especial, que le es imposible hacer uso <strong>de</strong> él en otra parte que en<br />
el espacio. Es menester, primero, que dilato por medio <strong>de</strong> un vuelo<br />
prolongado sus dos gran<strong>de</strong>s sacos <strong>de</strong> la tráquea. Esas enormes redomas<br />
que se hartan <strong>de</strong> cielo, empujan entonces <strong>las</strong> partes inferiores <strong>de</strong>l ab-