La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
www.elaleph.com<br />
Mauricio Mæterlinck don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
Como hemos visto va, los Xylócopos son po<strong>de</strong>rosas <strong>abejas</strong> que<br />
taladran su nido en la ma<strong>de</strong>ra seca. Viven siempre solitarias. Sin embargo,<br />
hacia el final <strong>de</strong>l verano suelen hallarse algunos individuos <strong>de</strong><br />
una especie particular, (Xy1ocopa Cyanescens), agrupados friolentamente,<br />
en un tallo <strong>de</strong> asfo<strong>de</strong>lo, para pasar el invierno en común. Esa<br />
tardía fraternidad es excepcional en los Xylócopos, pero la costumbre<br />
es ya invariable en sus próximos parientes los Cerátinos. Es la i<strong>de</strong>a que<br />
asoma. Pero se <strong>de</strong>tiene al punto, y entre los Xylócopos no ha podido<br />
pasar hasta ahora <strong>de</strong> esa primer línea obscura <strong>de</strong>l amor.<br />
En otros Apianos la i<strong>de</strong>a que se busca asume otras formas. Los<br />
Chalicódomos <strong>de</strong> los cobertizos, que son <strong>abejas</strong> albañiles, los Dasypodos<br />
y los Halictos, que excavan madrigueras, se reúnen en colonias<br />
numerosas para construir sus nidos. Pero es una muchedumbre ilusoria,<br />
formada <strong>de</strong> solitarios. No hay entro ellos acuerdo, no hay acción común.<br />
Cada uno, profundamente aislado en medio <strong>de</strong> la multitud, edifica<br />
su morada para él solo, sin ocuparse <strong>de</strong>l vecino. Es -dice J. Pérezun<br />
simple concurso <strong>de</strong> individuos reunidos por los mismos gustos y <strong>las</strong><br />
mismas aptitu<strong>de</strong>s en un mismo lugar, don<strong>de</strong> se practica en todo su rigor<br />
la máxima <strong>de</strong>. cada cual para sí; un amontonamiento <strong>de</strong> trabajadores,<br />
en fin, que sólo hace recordar al enjambre <strong>de</strong> una colmena por su número<br />
y su ardor. Esas reuniones son, pues, la simple consecuencia, <strong>de</strong>l<br />
gran número <strong>de</strong> individuos que habitan la misma localidad. Pero, entre<br />
los Panurgos, primos <strong>de</strong> los Dasypodos, brota <strong>de</strong> repente una pequeña<br />
chispa <strong>de</strong> luz que ilumina la aparición <strong>de</strong> un sentimiento nuevo en la<br />
aglomeración fortuita. Se reúnen <strong>de</strong>l mismo modo que <strong>las</strong> anteriores, y<br />
cada una excava por su cuenta, su habitación subterránea; pero la entrada,<br />
el pasadizo que conduce <strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong>l suelo a <strong>las</strong> madrigueras<br />
separadas, es común. «Así -dice el mismo J. Pérez - para todo lo<br />
que es el trabajo <strong>de</strong> <strong>las</strong> celdas, cada cual obra como si se hallara sola;<br />
pero todas utilizan la galería <strong>de</strong> acceso; todas, en esto, aprovechan el<br />
trabajo <strong>de</strong> una sola, ahorrándose <strong>de</strong> ese modo el tiempo y el esfuerzo<br />
160<br />
XI