La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
www.elaleph.com<br />
Mauricio Mæterlinck don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
viduos, aun cuando sufran, son más felices en el seno <strong>de</strong> una ciudad<br />
cuya asamblea prospera, que cuando el individuo prospera y el Estado<br />
<strong>de</strong>cae. Protege al esclavo laborioso en la ciudad po<strong>de</strong>rosa, y abandona<br />
a los enemigos sin forma y sin nombre que habitan todos los minutos<br />
<strong>de</strong>l tiempo y todas <strong>las</strong> anfractuosida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l espacio, al pasajero sin<br />
<strong>de</strong>beres en la asociación precaria. No es esta la oportunidad <strong>de</strong> discutir<br />
este, pensamiento <strong>de</strong> la Naturaleza ni <strong>de</strong> preguntarse si el hombre lo<br />
sigue, pero es, seguro que en todas aquel<strong>las</strong> partes don<strong>de</strong> la masa infinita<br />
nos permite sorpren<strong>de</strong>r la apariencia <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a, la apariencia<br />
toma este camino cuyo término no es <strong>de</strong>sconocido. En lo que a nosotros<br />
se refiere, bastará con hacer observar el cuidado con que la Naturaleza<br />
se <strong>de</strong>dica a conservar y a fijar en la raza que evoluciona, todo lo<br />
conquistado sobro la inercia hostil <strong>de</strong> la materia. Señala un paso a cada<br />
esfuerzo feliz, y pone a través <strong>de</strong>l retroceso que sería inevitable <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong>l esfuerzo, no se sabe qué leyes especiales y benévo<strong>las</strong>. Ese<br />
progreso, que sería difícil negar en <strong>las</strong> especies más inteligentes, no<br />
tiene quizá otro objeto que su movimiento mismo, e ignora adón<strong>de</strong> va.<br />
De todas maneras, en un mundo en que nada, salvo algunos hechos <strong>de</strong><br />
este género, indica una voluntad precisa, es bastante significativo ver<br />
que ciertos seres se elevan así, gradual y continuamente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día<br />
en que abrimos los ojos ; y aunque <strong>las</strong> <strong>abejas</strong> nos hubieran enseñado<br />
solamente esa misteriosa espiral <strong>de</strong> fulgores en la noche omnipotente,<br />
ya sería lo bastante para no lamentar el tiempo consagrado al estudio<br />
<strong>de</strong> sus pequeños movimientos y <strong>de</strong> sus humil<strong>de</strong>s costumbres, tan alejadas,<br />
y sin embargo tan próximas a nuestras gran<strong>de</strong>s pasiones y a nuestros<br />
<strong>de</strong>stinos orgullosos.<br />
XVIII<br />
Pue<strong>de</strong> que todo esto sea vano y que nuestra espiral <strong>de</strong> fulgores, lo<br />
mismo que la <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>abejas</strong>, no se ilumine sino para divertir <strong>las</strong> tinieb<strong>las</strong>.<br />
Pue<strong>de</strong> también que algún enorme inci<strong>de</strong>nte, emanado <strong>de</strong> afuera,<br />
<strong>de</strong> otro mundo, o <strong>de</strong> un fenómeno nuevo, dé repentinamente sentido<br />
<strong>de</strong>finitivo a este esfuerzo o lo <strong>de</strong>struya <strong>de</strong>finitivamente. Sigamos<br />
168