La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
www.elaleph.com<br />
Mauricio Mæterlinck don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
domen y permiten la aparición <strong>de</strong>l órgano. Tal es todo el secreto fisiológico,<br />
bastante, vulgar dirán algunos, casi enojoso afirmarán los <strong>de</strong>más,<br />
<strong>de</strong>l admirable vuelo <strong>de</strong> los amantes, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>slumbradora<br />
persecución <strong>de</strong> estas bodas magníficas.<br />
VIII<br />
Y nosotros -se pregunta un poeta- ¿tendremos entonces que regocijarnos<br />
siempre con la verdad?<br />
Sí, a cada instante, con todos los motivos, en todas <strong>las</strong> cosas, regocijémonos,<br />
pero no con la verdad, lo que es imposible, puesto que<br />
ignoramos dón<strong>de</strong> se encuentra, sino con <strong>las</strong> pequeñas verda<strong>de</strong>s que<br />
entrevemos. Si alguna casualidad, algún recuerdo, alguna pasión, un<br />
motivo cualquiera en una palabra, hace que un objeto se muestre a<br />
nosotros más hermoso que a los <strong>de</strong>más, que ese motivo nos sea grato.<br />
Quizá no sea más que error: el error no impi<strong>de</strong> que, cuando el objeto<br />
nos parece más admirable, sea precisamente el momento en que tenemos<br />
más probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> vislumbrar su verdad. <strong>La</strong> belleza que le<br />
atribuimos dirige nuestra atención a su hermosura y su gran<strong>de</strong>za reales,<br />
que no son fáciles <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir y se encuentran en <strong>las</strong> relaciones necesarias<br />
<strong>de</strong> todo objeto con leyes, con fuerzas generales y eternas. <strong>La</strong><br />
facultad <strong>de</strong> admirar que hayamos hecho nacer a propósito <strong>de</strong> una ilusión,<br />
no se per<strong>de</strong>rá para la verdad que ha <strong>de</strong> llegar tar<strong>de</strong> o temprano.<br />
Con palabras, con sentimientos, con el calor <strong>de</strong>sarrollado por antiguas<br />
bellezas imaginarias, la humanidad acoge hoy verda<strong>de</strong>s que quizá no<br />
hubieran nacido ni hubieran podido encontrar medio propicio si esas<br />
sacrificadas ilusiones no hubiesen comenzado por habitar y confortar el<br />
corazón y la razón a que <strong>las</strong> verda<strong>de</strong>s van a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r. ¡Felices los<br />
ojos que no necesitan <strong>de</strong> la ilusión para ver que el espectáculo es gran<strong>de</strong>!<br />
<strong>La</strong> ilusión es la que enseña a los <strong>de</strong>más a contemplar, admirar, y<br />
regocijarse, y por alto que miren, nunca mirarán <strong>de</strong>masiado arriba. Al<br />
acercarse a la verdad se eleva; al admirarla, uno se le aproxima. Y por<br />
alto que se regocijen, nunca se regocijarán en el vacío ni más arriba <strong>de</strong><br />
130