La vida de las abejas - Fieras, alimañas y sabandijas
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Mauricio Mæterlinck don<strong>de</strong> los libros son gratis<br />
intención. ¿Acaso hemos podido hasta ahora, imaginar uno solo <strong>de</strong><br />
nuestros dioses, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el más grosero hasta, el más razonable, sin hacer<br />
inmediatamente que se agite sin obligarlo a crear una multitud <strong>de</strong> seres<br />
y <strong>de</strong> cosas, a buscar mil fines más, allá <strong>de</strong> sí mismo, y nos resignaríamos<br />
jamás a representar tranquilamente y durante algunas horas una,<br />
forma interesante <strong>de</strong> la acti<strong>vida</strong>d <strong>de</strong> la materia, para volver en seguida,<br />
sin pena ni sorpresa, a la otra forma que es la inconsciente, la ignota, la<br />
dormida, la, eterna?<br />
XIII<br />
Pero no olvi<strong>de</strong>mos nuestra colmena en que el enjambre, se impacienta,<br />
nuestra colmena que hierve y rebosa ya en o<strong>las</strong>, negras y vibrantes,<br />
como un vaso sonoro bajo el ardor <strong>de</strong>l sol. Es mediodía, y<br />
diríase que en torno <strong>de</strong>l calor que reina, los árboles reunidos <strong>de</strong>tienen<br />
todas sus hojas, como se <strong>de</strong>tiene el aliento en presencia <strong>de</strong> una cosa<br />
muy dulce pero muy grave. <strong>La</strong>s <strong>abejas</strong> dan la miel y la cera perfumada<br />
al hombre que <strong>las</strong> cuida; pero lo que quizá valga más que la miel y que<br />
la cera, es que llaman su atención sobre, la alegría <strong>de</strong> junio, es que, le<br />
hacen saborear la armonía, <strong>de</strong> los meses hermosos, es que todos los<br />
acontecimientos en que se mezclan están ligados a los cielos puros, a<br />
<strong>las</strong> fiestas <strong>de</strong> <strong>las</strong> flores, a <strong>las</strong> horas más felices <strong>de</strong>l año.<br />
Son el alma <strong>de</strong>l estío, el reloj <strong>de</strong> los minutos <strong>de</strong> abundancia, el ala<br />
diligente <strong>de</strong> los perfumes que se exhalan, la<strong>de</strong> los rayos <strong>de</strong> luz que se<br />
ciernen, el canto <strong>de</strong> la atmósfera que se <strong>de</strong>spereza y <strong>de</strong>scansa, el murmullo<br />
<strong>de</strong> <strong>las</strong> clarida<strong>de</strong>s que palpitan, y su vuelo es el signo visible, la<br />
nota convencida y musical <strong>de</strong>, <strong>las</strong> pequeño, alegrías innumerables que<br />
nacen <strong>de</strong>l calor y viven en la luz. Hacen compren<strong>de</strong>r la voz más íntima<br />
<strong>de</strong> <strong>las</strong> buenas horas naturales. Para quien <strong>las</strong> ha conocido, para quien<br />
<strong>las</strong> ha amado, un estío sin <strong>abejas</strong> parece tan <strong>de</strong>sdichado y tan imperfecto<br />
como si careciera <strong>de</strong> pájaros y <strong>de</strong> flores.<br />
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