La doma del jaguar - Biblioteca Virtual Universal
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Una gran emoción estremecía a aquella buena gente. Se me aproximaban las parejas con<br />
los ojos bajos, las manos unidas, sin atinar con un rezo que nadie les había enseñado.<br />
Dos horas después de la primera ceremonia nupcial no había una sola unión ilegítima en<br />
Piré-Tú. Hasta el patriarca Paí-Boró quiso unirse en santo matrimonio a Ña Iné, después de<br />
más de medio siglo de concubinato.<br />
* * *<br />
Él quiso ser el último en recibir mi bendición y lo hizo, con su pareja, muy devotamente.<br />
<strong>La</strong> vida cambió mucho en Piré-Tú. Ya lo verán ustedes. <strong>La</strong> costumbre, dicen, es una<br />
segunda naturaleza. Cuando amaneció el día siguiente a aquel domingo histórico, las<br />
mujeres, como de costumbre, se levantaron muy temprano. Y como siempre tomaron un<br />
hacha, una pala o un machete dispuestas a ir a trabajar duramente en cortar leña, desherbar<br />
la capuera y en otras tareas por el estilo. [50]<br />
Los hombres, ahora maridos, -esto ocurrió en forma muy similar en todos los ranchos-<br />
detuvieron en seco a sus ahora legítimas consortes:<br />
-No Fulana. Vos te quedás en casa. Ahora ya no sos che servijá (mi sierva) ahora te<br />
llamo che rembirecó, (mi esposa). A vos no te corresponde trabajar como antes; quedate en<br />
el rancho, en la cocina, visitá el gallinero, cuidá a los chicos...<br />
* * *<br />
No mucho después me informaron que podía salir de Piré-Tú. Me devolvieron la<br />
libertad. Artemisa se vino conmigo a la capital. En la capital me enteré de que había<br />
terminado la segunda guerra mundial. Era el año 1945.<br />
A Artemisa la casé de verdad en la iglesia de San Roque con uno de mis peones<br />
favoritos de una de nuestras estancias en Caapucú.<br />
Tomá-í, buen muchacho no cabía en sí de tan feliz. Yo supe ser discreto. Con Artemisa<br />
fui un toro Tarquino, pero sin descendencia. Con Tomá-í ella formó una pareja prolífica y<br />
bien avenida.<br />
¡Pero si ya se cumple medio siglo desde que renuncié a aquella humilde chica, hoy<br />
todavía estoy arrepentido!<br />
1994 [51]<br />
El tesoro de la Casa Scott