15.05.2013 Views

Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres

Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres

Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Edad</strong> <strong>de</strong> <strong>Cristal</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>Hudson</strong><br />

Al llegar a La Casa me sentí <strong>de</strong>sanimado por no encontrar a Yoleta, pero ello no<br />

era razonable, pues era escasamente pasado el medio día y ella se retiraba <strong>de</strong> aten<strong>de</strong>r a su<br />

madre sólo tras largos intervalos - por la mañana y nuevamente justo antes <strong>de</strong>l anochecer-<br />

para gustar la frescura <strong>de</strong> la naturaleza por unos pocos minutos.<br />

La sala <strong>de</strong> música estaba <strong>de</strong>sierta cuando yo entré, pero tibia y grata ya que el sol<br />

penetraba brillando a través <strong>de</strong> las puertas que se abrían hacia el sur. Me dirigí hacia el<br />

extremo final <strong>de</strong> la sala recordando haber visto unos volúmenes cuando no tenía tiempo ni<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> mirarlos; pero, ahora, aunque hallara la lectura muy tediosa no había, realmente,<br />

otras cosas que pudiese hacer. Hallé los libros, tres volúmenes en la parte inferior <strong>de</strong> una<br />

bovedilla <strong>de</strong> la pared; en una <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un nicho <strong>de</strong> la misma bóveda, a la altura <strong>de</strong><br />

mi cara, yo <strong>de</strong> pie, observé un frasco <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong> un bulbo, con un cuello fino y largo,<br />

hermosamente coloreado. Lo había visto anteriormente sin prestarle una particular atención<br />

ya que en la casa había un sinnúmero <strong>de</strong> tesoros análogos; ahora, al admirarlo tan <strong>de</strong> cerca,<br />

no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> llamar mi atención su exquisita belleza y tampoco <strong>de</strong> sentirme<br />

confundido por la escena que en ella se apreciaba. En su parte más ancha estaba<br />

circundado por una banda y sobre ella aparecían sutiles doncellas con <strong>de</strong>licadas túnicas<br />

rosadas y alas <strong>de</strong> mariposas en sus hombros, corriendo o correteando, tocando<br />

instrumentos <strong>de</strong> variadas formas, sus rostros relucientes <strong>de</strong> placer, sus rubias cabelleras<br />

levantadas por el viento; una gozosa procesión sin principio ni fin. Tras estos seres alegres,<br />

en gris pálido y semioscurecido por la niebla que formaba el fondo <strong>de</strong> la escena, aparecía<br />

una segunda procesión, apurándose en dirección contraria -hombres y mujeres <strong>de</strong> todas las<br />

eda<strong>de</strong>s-, pero principalmente ancianos con caras <strong>de</strong>macradas y <strong>de</strong>sgastadas, algunos<br />

vencidos, doblados, con los ojos fijos en el suelo; otros retorciéndose las manos o<br />

golpeándose el pecho, aparentemente sufriendo por profundas aflicciones mentales.<br />

Sobre el frasco había una profunda celda circular en la bóveda, <strong>de</strong> unos treinta y siete<br />

centímetros <strong>de</strong> diámetro, encajado ahí había un aro <strong>de</strong> metal al que estaban sujetos hilos <strong>de</strong><br />

oro fino como telas <strong>de</strong> araña; tras el primer aro había un segundo y más a<strong>de</strong>ntro otro más,<br />

todos encordados como el primero, <strong>de</strong> modo que al mirar a la celda por <strong>de</strong>ntro parecía<br />

llena <strong>de</strong> una maraña dorada <strong>de</strong> tela <strong>de</strong> arañas.<br />

Arrastrando un almohadón a ese recluido rincón, don<strong>de</strong> nadie que pasase<br />

casualmente por la sala podría verme, y sintiéndome <strong>de</strong>masiado indolente como para<br />

buscarme un atril, coloqué sobre mis rodillas el volumen que había sacado para leer. Se<br />

titulaba Conducta y Ceremonial y el contenido estaba dividido en partes breves, cada una<br />

con su encabezamiento apropiado. Dando vuelta las hojas y leyendo una oración aquí y<br />

allá en distintas secciones, se me ocurrió que quizá fuese la obra más apropiada para que<br />

estudiase cuando pudiese a<strong>de</strong>cuar mi mente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco propicio para tal tarea; pues<br />

contenía minuciosas instrucciones sobre todos los puntos relativos a la conducta individual<br />

en La Casa tales como el entrenamiento <strong>de</strong> los peregrinos, el traje que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> usarse y la<br />

conducta a observarse durante los diversos festivales anuales junto con otros temas<br />

similares. Con rápidos vistazos, pronto acabé el primer volumen y pasé al segundo en<br />

Página 104 <strong>de</strong> 109

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!