Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres
Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres
Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Edad</strong> <strong>de</strong> <strong>Cristal</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>Hudson</strong><br />
Cuando llegué a La Casa me esperaba el joven que me había conducido por la<br />
mañana a mis tareas, pero estaba taciturno ahora con un aspecto <strong>de</strong> frialdad y una mirada<br />
<strong>de</strong> extrañeza que me parecía que auguraba dificulta<strong>de</strong>s. De inmediato me llevó a una parte<br />
<strong>de</strong> La Casa distante <strong>de</strong>l “hall 16 " y me introdujo en un apartamento que veía por primera<br />
vez. Pocos momentos <strong>de</strong>spués, el dueño <strong>de</strong> La Casa, seguido por varios integrantes <strong>de</strong> la<br />
comunidad, entró y en todos los rostros advertí la misma mirada fría y ofendida.<br />
-¡Los <strong>de</strong>monios se llevaron mi suerte!, me dije para mí, comenzando a sentirme<br />
extremadamente incómodo. Calculo que he transgredido las leyes al sobrecargar el trabajo<br />
<strong>de</strong> los caballos.<br />
-Smith, dijo el anciano avanzando hacia una mesa y <strong>de</strong>positando sobre ella un grueso<br />
volumen que había traído consigo; acérquese y lea para mí este libro.<br />
Al acercarme a la mesa, vi que estaba escrito en la misma forma, en caracteres<br />
hebreos como el folio que había examinado la noche pasada.<br />
- No puedo leerlo, yo no entiendo las letras, dije, sintiéndome avergonzado por tener<br />
que confesar públicamente mi ignorancia.<br />
- Entonces, dijo lanzándome una mirada <strong>de</strong> suma severidad, hay un poco más que<br />
<strong>de</strong>cir. Sin embargo tomamos en cuenta su estado <strong>de</strong> confusión mental <strong>de</strong> ayer y lo<br />
juzgamos con lenidad 17 anhelando que los tormentos <strong>de</strong> su intranquila conciencia le<br />
resulten más dolorosos que la pena que le imponemos por tan <strong>de</strong>testable crimen.<br />
Llegué a la conclusión <strong>de</strong> que los había ofendido al presionar la mano <strong>de</strong> Yoleta y se<br />
me había dicho que leyese el libro para que me enterase acerca <strong>de</strong> las penas y penalida<strong>de</strong>s<br />
que me correspondían por tal indiscreción, aun cuando el llamarlo "<strong>de</strong>testable crimen" me<br />
parecía un real abuso <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
-Si los he ofendido, fue mi respuesta, dicha con humildad, sólo puedo apelar a mi<br />
ignorancia <strong>de</strong> las costumbres <strong>de</strong> La Casa.<br />
-Ningún hombre, -fue su respuesta, con creciente severidad, es tan ignorante como<br />
para no saber distinguir el bien <strong>de</strong>l mal. Si el asunto hubiese llegado antes a mi<br />
conocimiento, le habría dicho: Aléjese <strong>de</strong> nosotros, pues su continuada presencia nos<br />
ofen<strong>de</strong>; pero hemos hecho un pacto y hasta que el año expire <strong>de</strong>beremos aguantarlo. Por el<br />
espacio <strong>de</strong> sesenta días usted vivirá aislado, no <strong>de</strong>jará su habitación en la cual cada día se<br />
le asignará una tarea y subsistirá a pan y agua. Séanos permitido pensar que durante ese<br />
periodo <strong>de</strong> soledad y silencio se arrepentirá suficientemente <strong>de</strong> su crimen y se nos unirá<br />
luego con un ánimo distinto, pues cualquier ofensa pue<strong>de</strong> perdonársele a un hombre, pero<br />
lo que es imposible es perdonarle una mentira.<br />
16 Corredor, vestíbulo<br />
17 Suavidad, ternura, blandura<br />
Página 43 <strong>de</strong> 109