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Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres

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<strong>Edad</strong> <strong>de</strong> <strong>Cristal</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>Hudson</strong><br />

La lectura continuó, por cierto que no “para siempre" como la melodía <strong>de</strong> la<br />

cosecha <strong>de</strong> la cual él habló, pero si por un tiempo consi<strong>de</strong>rable. <strong>Las</strong> palabras -según<br />

<strong>de</strong>duje- eran para los iniciados y no para mí y tras un rato, rehusé el procurar enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

qué se trataba. <strong>Las</strong> últimas expresiones a las que había prestado atención, acerca <strong>de</strong> la<br />

“Augusta Madre <strong>de</strong> la Casa", fueron inteligibles para mí y se me aparecían como sin<br />

sentido. Había llegado a la conclusión <strong>de</strong> que al menos muchas <strong>de</strong> las señoras <strong>de</strong>l<br />

establecimiento podrían haber experimentado los placeres y dolores <strong>de</strong> la maternidad, no<br />

habría realmente ninguna madre <strong>de</strong> La Casa en el sentido <strong>de</strong> que había un padre; es <strong>de</strong>cir<br />

una poseyendo autoridad sobre las <strong>de</strong>más y que llamara indiscriminadamente, a todas, sus<br />

criaturas. Aun así esta inexistente y misteriosa madre <strong>de</strong> La Casa era continuamente<br />

mentada, así lo <strong>de</strong>scubrí ahora y lo certificaría cuando escuchara lo que se hablaba en<br />

<strong>de</strong>rredor. Después <strong>de</strong> analizar el asunto, llegué a la conclusión <strong>de</strong> que la Madre <strong>de</strong> La Gasa<br />

era una mera ficción y que tan solo se referiría a las mujeres en general, o algo así. Fue<br />

quizá una tontería <strong>de</strong> mi parte, pero la historia <strong>de</strong> Mistrel<strong>de</strong>, quien murió joven <strong>de</strong>jando<br />

sólo ocho hijos, la había tomado como una mera leyenda o fábula <strong>de</strong> la antigüedad.<br />

Volviendo a la lectura. Así como antes había estado absorto con ese hermoso libro<br />

sin haber podido leerlo, ahora escuchaba la melodiosa y majestuosa voz, experimentando<br />

un placer singular aun cuando no entendiese cabalmente el significado <strong>de</strong> lo leído. A<strong>de</strong>más<br />

recordaba con una penosa sensación <strong>de</strong> inferioridad que se había calificado mi arenga <strong>de</strong><br />

“pesada”, unas horas antes, ahora no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pensar que comparado con el<br />

expresarse <strong>de</strong> esa gente, era pesado. Por su extraña belleza física, el color <strong>de</strong> sus ojos y<br />

cabellos y sus fascinantes ropas, me habían impresionado como seres totalmente distintos a<br />

cualquier persona que jamás hubiese visto. Pero, era, quizá, por sus voces claras, dulces y<br />

penetrantes, lo que me hacía pensar en los instrumentos <strong>de</strong> viento <strong>de</strong> suave tonalidad, en lo<br />

que más se diferenciaban <strong>de</strong> otros.<br />

La lectura, he dicho, me había impresionado casi como <strong>de</strong> naturaleza <strong>de</strong> servicio<br />

religioso; empero, todo seguía como antes -lectura, labores y conversación ocasional- esa<br />

conversación y movimiento no interfería el placer <strong>de</strong> escuchar la musical disertación <strong>de</strong>l<br />

anciano más que el suave vuelo y murmullo <strong>de</strong> las abejas pudiese interferir el escuchar el<br />

canto dulce <strong>de</strong> la alondra. Animado por cuanto veía hacer a los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>jé mi asiento y me<br />

dirigí hacia don<strong>de</strong> estaba Yoleta, <strong>de</strong>splazándome por la sombra con gran precaución para<br />

evitar que mis abominables botas hiciesen ruido.<br />

-¿Puedo sentarme cerca suyo? - dije con alguna hesitación 12 ; ella me animó con una<br />

sonrisa y colocó un almohadón para mí.<br />

12 Duda, incertidumbre vacilación<br />

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