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Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres

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<strong>Edad</strong> <strong>de</strong> <strong>Cristal</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>Hudson</strong><br />

Des<strong>de</strong> el momento que los vi no tuve duda alguna acerca <strong>de</strong>l sexo <strong>de</strong>l ser alto que<br />

conducía la procesión, siendo su nívea y brillante barba tan conspicua a la distancia como<br />

un escudo o un estandarte. Más, al contemplar a los otros primero me sentía confundido al<br />

querer <strong>de</strong>terminar si el conjunto era <strong>de</strong> hombres o mujeres o <strong>de</strong> ambos; tanto se parecían<br />

unos a otros, en altura, caras lisas y el largo <strong>de</strong> sus cabellos. Tras una más prolija<br />

inspección advertí la diferencia <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> vestir <strong>de</strong> ambos sexos como, así mismo, que<br />

los hombres, si no más graves, tenían rostros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todo punto <strong>de</strong> vista, <strong>de</strong> expresión<br />

menos dulce y suave que los <strong>de</strong> las mujeres y a<strong>de</strong>más un levemente perceptible vello en las<br />

mejillas y labio superior.<br />

Tras una ligera inspección general <strong>de</strong>l grupo, tuve ojos para una sola persona: una<br />

niña grácil <strong>de</strong> unos catorce años y <strong>de</strong> lejos la más joven <strong>de</strong>l grupo. Su <strong>de</strong>scripción pue<strong>de</strong><br />

dar una i<strong>de</strong>a -una pobre i<strong>de</strong>a- <strong>de</strong> los rostros y apariencia general <strong>de</strong> estas extrañas gentes<br />

con quienes había tropezado. Su vestido, si es que algo tan breve pue<strong>de</strong> ser llamado así,<br />

lucía un mo<strong>de</strong>lo estampado gris azulado sobre un fondo color paja, mientras que sus<br />

medias eran <strong>de</strong> tintes más oscuros, pero <strong>de</strong> los mismos colores. Sus ojos, a la distancia que<br />

yo estaba, parecían negros o casi negros, pero vistos <strong>de</strong> cerca ellos <strong>de</strong>mostraban ser ver<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong> un hermoso, puro, tierno, color ver<strong>de</strong> mar. También <strong>de</strong>scubrí que los otros tenían ojos<br />

<strong>de</strong>l mismo tono. Su cabello les caía sobre los hombros muy on<strong>de</strong>ado o enrulado y se diría<br />

que pequeños rizos como zarcillos caían sobre su nuca, frente y mejillas. El color era<br />

dorado, dorado-oscuro, esto es, <strong>de</strong> reflejos solares, cada cabello se transformaba en una<br />

hebra <strong>de</strong> oro rojizo y en ciertos momentos parecía <strong>de</strong>l negro <strong>de</strong>l cuervo, salpicado por<br />

polvo dorado. En cuanto a sus facciones su frente era más ancha y baja; su nariz más larga<br />

y sus labios más finos que el <strong>de</strong> los tipos <strong>de</strong> las mujeres más hermosas. Su color también<br />

era distinto, sus labios <strong>de</strong>licadamente mol<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> un color rojo púrpura en vez <strong>de</strong>l rojo<br />

guinda o tono coral; a su vez su cutis era <strong>de</strong> un claro tono mate y el color que tenían sus<br />

mejillas en los momentos <strong>de</strong> excitación era apagado u opaco más que rosado subido.<br />

La forma y el rostro exquisitos <strong>de</strong> esta joven me produjeron, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el instante en que<br />

la vi una profunda impresión y continué observándola en cada movimiento y gesto con un<br />

interés profundo y apasionado.<br />

Ella tenía un manojo <strong>de</strong> flores entre sus manos; observé que estos dulces emblemas<br />

eran todos <strong>de</strong> alegres colores, lo que me pareció extraño, pues en la mayoría <strong>de</strong> los lugares,<br />

en las ceremonias fúnebres se usan las flores blancas. Algunos <strong>de</strong> los hombres que habían<br />

seguido al cuerpo yacente llevaban en sus anchas manos palas triangulares <strong>de</strong> bronce con<br />

mangos negros cortos, <strong>de</strong>jándolas caer sobre el pasto cuando llegaron junto a la sepultura.<br />

En seguida el anciano se agachó y corrió el manto que cubría la cara <strong>de</strong>l muerto: rígido,<br />

tenía la blancura <strong>de</strong>l mármol en medio <strong>de</strong> una cabellera negra y suelta. Todos le ro<strong>de</strong>aron y<br />

unos <strong>de</strong> rodillas y otros parados se inclinaron reverentes y lo contemplaron fija y<br />

respetuosamente como dando su eterna <strong>de</strong>spedida a quien habían amado profundamente.<br />

En ese momento la hermosa doncella que <strong>de</strong>scribí cayó repentinamente <strong>de</strong> rodillas,<br />

sollozando ante el cadáver e inclinándose le besó la cara con dolorosa pasión.<br />

-¡Oh, mi amado, <strong>de</strong>bemos ahora <strong>de</strong>jarte solo para siempre!, exclamó mientras la<br />

sacudían los sollozos. Oh!, mi amor, mi amor, no volverás a nosotros nunca más!<br />

Todos parecían muy emocionados ante su dolor y al instante un hombre joven que<br />

estaba cerca la levantó <strong>de</strong>l suelo y la llevó suavemente a su lado, don<strong>de</strong> por unos minutos<br />

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