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Edad de Cristal Guillermo Enrique Hudson Las - AMPA Severí Torres

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<strong>Edad</strong> <strong>de</strong> <strong>Cristal</strong> <strong>Guillermo</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>Hudson</strong><br />

lirio y nada dije acerca <strong>de</strong> él a nadie.<br />

Antes que se hallasen más lirios abiertos una pena inesperada me invadió. Una tar<strong>de</strong>,<br />

tras haberme cambiado al regreso <strong>de</strong>l campo, fui llevado a la sala <strong>de</strong> los juicios y <strong>de</strong><br />

inmediato llegué a la conclusión <strong>de</strong> que, ignorándolo, había caído en <strong>de</strong>sgracia; mas, al<br />

llegar al no confortable aposento percibí que ese no era el caso. Mirando en <strong>de</strong>rredor a la<br />

asamblea convocada, noté la ausencia <strong>de</strong> Yoleta y mi corazón se acongojó y hasta <strong>de</strong>seé<br />

que mi primera impresión hubiese sido la correcta. Sobre la gran mesa <strong>de</strong> piedra, <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> la cual el padre estaba sentado, había un folio abierto, la hoja <strong>de</strong>splegada estaba sólo<br />

iluminada en sus partes superior y margen interior; noté que la parte coloreada superior, la<br />

cual estaba rasgada y <strong>de</strong>sgarrada, se extendía hasta casi la mitad <strong>de</strong> la página.<br />

Al instante la querida joven apareció con ojos llorosos y el rostro ruborizado;<br />

avanzando presurosa hacia el padre, se <strong>de</strong>tuvo frente a él con la mirada baja.<br />

- Hija mía, dime ahora cómo y por qué hiciste esto, tal su <strong>de</strong>manda, señalando el<br />

volumen abierto.<br />

- Oh, padre, vea esto -respondió entre sollozos y tocando la parte inferior <strong>de</strong>l margen<br />

coloreado, con sus <strong>de</strong>dos; ¿Advierte usted qué mal coloreado está?, yo había estado tres<br />

días alterando y retocándolo y aún no me agradaba. Entonces, con súbita ira, alejé el libro<br />

y viendo que se resbalaba <strong>de</strong>l atril, sujeté la hoja para prevenir su caída, pero fue rota por el<br />

peso <strong>de</strong>l libro. ¡Oh, padre querido! ¿Me perdonará?<br />

-¿Perdonarte, hija? ¿Ignoras cuánto me acongoja castigarte, pero cómo pue<strong>de</strong> ser<br />

perdonada esta ofensa a La Casa que permanecerá como una evi<strong>de</strong>ncia en contra nuestra <strong>de</strong><br />

generación en generación? Puesto que nosotros pasamos, pero La Casa permanece por<br />

siempre y los escritos que <strong>de</strong>jamos sobre ella, ya sean buenos o malos también quedan para<br />

siempre. Una palabra áspera es algo dañoso, pero un hecho perjudicial es peor. El daño<br />

causado a La Casa no pue<strong>de</strong> ser olvidado, pues la mácula en la piedra se mantiene en su<br />

lugar; y el crudo color, sin armonía, no pue<strong>de</strong> lavarse con agua. Consi<strong>de</strong>ra, hija mía, la<br />

larga vida <strong>de</strong> La Casa. ¡Cuántos hombres por nacer volverán las hojas <strong>de</strong> este libro y al<br />

llegar a esta hoja se sentirán ofendidos ante tan agraviante <strong>de</strong>sfiguración! Si nosotros, los<br />

<strong>de</strong> esta generación estuviésemos <strong>de</strong>stinados a vivir por siempre, esto podría inscribirse en<br />

esa hoja como castigo y advertencia: Yoleta lo rompió en su ira. Pero nosotros pasaremos y<br />

no seremos nada para las generaciones siguientes y no estaría bien que el nombre <strong>de</strong><br />

Yoleta fuese recordado por el daño causado a La Casa y cayese en el olvido lo hecho a su<br />

favor.<br />

dijo:<br />

Un penoso silencio sucedió a esto; entonces, levantando su cara bañada en lágrimas,<br />

-¡Oh, padre! ¿Cuál <strong>de</strong>be ser el castigo?<br />

- Querida criatura, será leve, pues tenemos en cuenta tu juventud y tu natural<br />

vehemencia, y a<strong>de</strong>más que en parte el daño causado fue consecuencia <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte. Por<br />

treinta días <strong>de</strong>berás vivir apartada <strong>de</strong> nosotros y subsistirás a pan y agua; alternarás con<br />

solo una persona <strong>de</strong> La Casa, quien te asistirá en tus tareas y te proveerá <strong>de</strong> todas las cosas<br />

necesarias.<br />

Esto me pareció un castigo muy severo y casi cruel por una tan trivial ofensa o casi<br />

acci<strong>de</strong>nte; empero, quizá, ella no pensara igual, ya que besó su mano como con gratitud<br />

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