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Otro aspecto l<strong>la</strong>ma poderosamente <strong>la</strong> atención. En consecuencia<br />
de su “trabajo”, este Dios Hacedor de <strong>la</strong> biblia es el propietario y dueño<br />
absoluto del mundo y su plenitud. Las criaturas le deben estricta obediencia.<br />
“Dijo Dios: ‘Ahora hagamos al hombre. Se parecerá a nosotros y<br />
tendrá poder sobre los peces, <strong>la</strong>s aves, los animales domésticos y los<br />
salvajes y sobre los que se arrastran en el suelo’. Y así hizo. Cuando<br />
Dios creó al hombre, lo creó parecido a Dios mismo,... (y dijo:) ‘Llenen<br />
el mundo y gobiérnenlo: dominen a los peces y a <strong>la</strong>s aves y a todos los<br />
animales que se arrastran.’ ... y les dijo: ‘Miren, a Ustedes les doy todas<br />
<strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas de <strong>la</strong> tierra y todos los arboles...” (Gen.1/26-29).<br />
En todas estas expresiones bíblicas sobresale <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de propiedad<br />
y poder respecto a los elementos del medio ecológico: Dios es<br />
su dueño y propietario y delega esta propiedad al hombre, que es su<br />
plenipotenciario, su mayordomo. Pero, a su vez, el hombre debe a su<br />
Hacedor <strong>la</strong> más estricta obediencia, y ésta quedó sancionada con el castigo<br />
máximo: “...Si no, morirás...” (Gen. 2/17 y 3/3).<br />
La re<strong>la</strong>ción entre el hombre y su medio natural y entre el hombre<br />
y sus productos materiales, tal como el europeo <strong>la</strong> proyecta y lee en<br />
<strong>la</strong> biblia, justifica una visión típicamente occidental y capitalista de <strong>la</strong><br />
propiedad. Es una visión jurídica que permite <strong>la</strong> transferencia de <strong>la</strong> propiedad,<br />
su acumu<strong>la</strong>ción, mediante compra-venta, su transformación en<br />
base de poder, su uso autónomo y aún su destrucción, todo al criterio<br />
autónomo del hombre y todo legitimado por el prototipo divino del Supremo<br />
Hacedor. Su lectura de <strong>la</strong> biblia enfoca cómo el Creador reduce,<br />
limita y recorta los productos de sus manos, impone leyes a sus obras<br />
y hasta <strong>la</strong>s destruye cuando ya no le satisfacen. Al hombre que violó<br />
su ley: “No comerás del fruto...” lo condena a muerte, destruyéndolo<br />
así virtualmente (Gen 3/17). Luego expulsa al hombre del jardín cierrándole<br />
el acceso al ‘arbol de <strong>la</strong> <strong>vida</strong>’, pero vivió 930 años (Gen.3/24;<br />
5/4). Después de los primeros hijos longevos de Adán - todos gigantes y<br />
heroes que alcanzan edades de 800 años (Gen 5/5-32) reduce <strong>la</strong> <strong>vida</strong> de<br />
los humanos: “No permanecerá por siempre mi espíritu en el hombre,<br />
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