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que <strong>la</strong>s mujeres van separando afanosamente del jipi <strong>la</strong>s qachañitas con<br />
una escobita rústica hecha de ch’illiwa y waych’a.<br />
11. El ayta y <strong>la</strong> ch’al<strong>la</strong><br />
Los espacios andinos, sus microclimas y sus agrupaciones humanas<br />
forman un solo sistema interre<strong>la</strong>cionado. Los Aymaras perciben<br />
esta realidad en términos mitológicos, dándoles cara y personalidad,<br />
venerándo<strong>la</strong>s como divinidades y evocando con su culto <strong>la</strong> perspectiva<br />
de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción existencial entre el hombre y <strong>la</strong> tierra. “Las celebraciones<br />
y ritos que marcan el ritmo andino agríco<strong>la</strong> son un indicio de cómo <strong>la</strong><br />
tierra funciona en el seno de <strong>la</strong> <strong>vida</strong> campesina. Cuando se repiten conforme<br />
a <strong>la</strong>s estaciones del año, dinamizan al hombre transportándolo<br />
hacia una re<strong>la</strong>ción íntima con su cosmos. Los que participan en estas<br />
celebraciones desarrol<strong>la</strong>n una serie de gestos, bailes y pa<strong>la</strong>bras que repercuten<br />
en el alma humana (Judd, 1983: 34).<br />
El ayta y <strong>la</strong> ch’al<strong>la</strong> son ceremonias muy especiales en cualquier<br />
acti<strong>vida</strong>d agropecuaria que realiza el hombre andino. Diego Irarrázaval<br />
dice en re<strong>la</strong>ción a esto: “La ofrenda o despacho con su <strong>la</strong>rgo ceremonial,<br />
o <strong>la</strong> ch’al<strong>la</strong> en cada ocasión importante, tiene facetas muy sensibles:<br />
alimento, bebida, danza, organización familiar y comunitaria, oración<br />
y ofrenda, y tanto más. Esta celebración de lo cotidiano es, como anota<br />
Fernando Silva, ‘<strong>la</strong> experiencia más profunda de <strong>la</strong> religiosidad vernacu<strong>la</strong>r’”<br />
(Irrarázaval, 1984: 103). Toda esta efervescencia cuestiona el<br />
orden imperante que reprime sentimientos e incentiva el progreso de<br />
una nueva sociedad gracias a <strong>la</strong> veneración activa de <strong>la</strong> <strong>vida</strong>, simbolizada<br />
por <strong>la</strong> Pachamama.<br />
Una vez aventado el chuño se lleva a cabo <strong>la</strong> ch’al<strong>la</strong> y el ayta,<br />
ceremonias andinas desde épocas precolombinas, para dar gracias al<br />
dios supremo cristiano y a los dioses protectores del mundo andino.<br />
Veamos <strong>la</strong> realización de estas dos acciones religiosas importantes en<br />
esta jornada:<br />
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