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el ch’uñäwi dejándolo listo para extender los tubérculos que permanecerán<br />

allí aproximadamente cuatro a cinco semanas, tiempo que ha de<br />

durar el normal procesamiento del producto. “El sitio escogido para<br />

<strong>la</strong> preparación del chuño se denomina “choñuwiri” y es donde por <strong>la</strong><br />

experiencia de muchas generaciones se sabe que <strong>la</strong>s he<strong>la</strong>das se presentan<br />

en forma óptima para llevar a cabo el proceso. Según Troll, “<strong>la</strong><br />

conge<strong>la</strong>ción tiene lugar en un sitio p<strong>la</strong>no, con poca o ninguna vegetación”<br />

(Mamani, 1978: 233). Asimismo, se ubica el lugar donde se ha de<br />

construir <strong>la</strong> musiña, donde permanecerá el dueño hasta el último día de<br />

<strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración del tan esperado chuñito.<br />

Hombres y mujeres, y aún los hijos mayores, todos participan en <strong>la</strong><br />

<strong>la</strong>bor de tender los tubérculos en <strong>la</strong> intemperie. En esta fase del trabajo<br />

se recurre al ayni, a pesar de tantos siglos de sojuzgamiento ideológico<br />

y desprecio del principio andino de <strong>la</strong> reciprocidad. “Las prestaciones<br />

que se intercambian son contabilizadas para ser devueltas en <strong>la</strong> misma<br />

forma y cantidad” (Alberti & Mayer, 1974: 16). En el tendido de<br />

los ch’uñu ch’uqis, el dueño recibe, por los miembros de su numerosa<br />

parente<strong>la</strong>, servicios que el día antes o después devolverá con el mismo<br />

trabajo. Es sabido que en estos trabajos se ayudan tíos paternos, sus<br />

hijos y hermanos. En menor grado cooperan entre suegros y cuñados.<br />

Pues, “existe el profundo sentimiento de que <strong>la</strong> familia debe ofrecer un<br />

sólido frente ante el mundo y que dentro de el<strong>la</strong> deben prevalecer <strong>la</strong>s<br />

re<strong>la</strong>ciones amistosas” (Tschopik, 1968: 45).<br />

Los ch’uñu ch’uqis deben ser tendidos en el suelo con mucho cuidado.<br />

La acti<strong>vida</strong>d no consiste so<strong>la</strong>mente en echar <strong>la</strong>s papas del costal<br />

y dejar<strong>la</strong>s en el suelo. Es en el primer proceso donde se toma más tiempo.<br />

Las papas y <strong>la</strong>s ocas deben ser puestas unas tras otras hasta dejar<br />

completamente cubiertas el área. No se coloca en meros montoncitos ni<br />

montadas, paltasitas, unas sobre otras, pues, si se deja en esta forma a<br />

<strong>la</strong> intemperie, <strong>la</strong> he<strong>la</strong>da no podría conge<strong>la</strong>r a todas sino so<strong>la</strong>mente a <strong>la</strong>s<br />

que están encima, y el resto quedará sin ser conge<strong>la</strong>das. A estos chuños<br />

malogrados se les l<strong>la</strong>ma ch’uñarate o q’uyuta. Al cocinarlos toman un<br />

olor desabrido y se deshacen como papas harinosas.<br />

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