XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B ... - Autores Catolicos

SIGLO XX/HISTORIA
Lema: Dios quiere que queramos “su justicia” (C), que bebamos de su misma
copa (B), que afecta a todo lo terrenal (A).
El Frente Popular era un frente revolucionario que como
tal exigía un uso de la fuerza para impedir su deriva
absolutamente injusta.
Seny.- ¿Tenemos salida?
“No tiene sentido que un país se paralice en julio y agosto por
vacaciones. Estamos compitiendo con países que no se paran y que incluso
trabajan los sábados”. (Juan Villalonga).
En el año 1935, en diciembre, al forzar Alcalá-Zamora
la salida de Gil-Robles de Ministerio, la extrema
tensión política provocó una nueva tentación de
intervención militar, disuadida, nuevamente, por
Franco”.
“Su postura iba a cambiar con la victoria del
Frente Popular, que él describe así: “La noche del
domingo de las elecciones fue trágica en el Ministerio
de la Gobernación. Las impresiones eran malas en las
capitales principales y el pánico iba cundiendo entre
las autoridades gubernativas. El propio ministro de la
Gobernación (…) se encontraba deprimido y vacilante. La
revolución llamaba a su puerta y no sabía qué
resolver”. Franco estaba destinado en le ministerio de
guerra desde donde –sin salir de ahí- había combatido
la revolución de Asturias.
“Los tumultos se extendían, y en su opinión, “la
táctica comunista del Frente Popular había ganado la
primera batalla. La revolución iba a ser desencadenada
desde el poder”. Temía que ante la defección de las
autoridades, “lo mismo que la Monarquía fue rebasada
podía serlo la República por el comunismo”.
“Sabiendo que don Niceto había firmado el estado de
guerra, promovió su declaración en varias provincias,
pero enseguida el gobierno la revocó. Todo en cuestión
de horas. Finalmente visitó al jefe del gobierno,
Portela, hombre “abrumado por su responsabilidad y sin
saber qué partido tomar”. Le insistió en el peligro
comunista. El político, aunque concordó con él, se
declaró demasiado viejo, con setenta años, para hacer
nada. Franco replicó: “Yo tengo cuarenta y tres para
ayudarle”. Pero Portela ya debía de estar pensando en
dimitir”.
“El temor de Franco a que las izquierdas
aprovecharan la huida de las autoridades para dar un
golpe no se cumplió, pero la ley empezó a ser impuesta
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