XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B ... - Autores Catolicos

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Verástegui cineasta con la conciencia insensibilizada
“El cambio principal sucedió dentro de mí, fue una
convicción. Desde pequeño, mis padres me habían dado
mucha libertad: confiaron en mí y yo abusé de ella.
Enseguida llegó un momento en el que hacía lo que me
daba la gana. “No soy un santo pero tampoco una mala
persona”, pensaba de mí mismo. Tranquilizaba de un modo
u otro mi conciencia, y vivía en un estado de
mediocridad permanente. Hasta que después de estar así
durante años, tropezándome una vez y otra, empecé a
pensar gracias a mi profesora de inglés que quizá lo
estaba haciendo mal. Descubrí que la felicidad no
estaba en lo que mucha gente piensa, sino en la paz
interior. Y eso se consigue con una vida recta, con
valores. Sin embargo, yo había estado envenenando a la
sociedad, no había respetado a las mujeres, había
lastimado a mucha gente, empezando por mí mismo. En
fin, que entendí que debía cambiar de vida. Lo primero
que hice fue pedir ayuda: acudí a un sacerdote que me
ayudó a responder las preguntas que me agitaban por
dentro”. (Nuestro Tiempo, nº 658, 009)
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