24.06.2015 Views

02. Bóvedas de Acero

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

»No digo que hasta el pensamiento <strong>de</strong> aniquilarte a ti fuese agradable para nada. Hubiera<br />

hecho que R. Sammy lo llevase a cabo, me figuro, si no parecieras tan humano que un robot<br />

primitivo, <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> Sammy, no pudiese discernir la diferencia o compren<strong>de</strong>rla siquiera. La<br />

primera ley lo hubiera <strong>de</strong>tenido. O el comisionado le habría encargado a otro ser humano la<br />

comisión, si no fuera porque él, sólo él, representaba el único que tenía acceso fácil y pronto a<br />

Espaciópolis en cualquier momento.<br />

»Permítanme reconstruir lo que pudo haber sido el proyecto <strong>de</strong>l comisionado. Estoy<br />

adivinando, lo confieso; pero creo estar en lo justo. Concertó la cita con el doctor Sarton; pero llegó<br />

temprano con toda intención; al amanecer, para ser exactos. El doctor Sarton estaría dormido, me<br />

imagino; pero tú, Daneel, andarías <strong>de</strong>spierto. Supongo, ya que en ello estamos, que vivías con el<br />

doctor Sarton.<br />

El robot asintió con la cabeza, diciendo:<br />

—Tienes razón, socio Elijah.<br />

—Proseguiré entonces —retomó Baley—. Tú saldrías a la puerta <strong>de</strong>l domo, Daneel;<br />

recibirías una carga <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sintegrados en el pecho o en la cabeza, y todo habría terminado. El<br />

comisionado se escaparía a toda velocidad, a través <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong>siertas <strong>de</strong>l crepúsculo matutino<br />

<strong>de</strong> Espaciópolis, regresando al sitio en don<strong>de</strong> lo esperaba R. Sammy. Le entregaría el <strong>de</strong>sintegrador<br />

y luego se encaminaría muy <strong>de</strong>spacio en dirección al domo <strong>de</strong>l doctor Sarton. De ser necesario,<br />

«<strong>de</strong>scubriría» el cuerpo él mismo, aun cuando hubiese preferido que cualquier otro lo hiciera. Si le<br />

preguntaran respecto a su llegada tan temprano, podría <strong>de</strong>cir que había venido a informarle al<br />

doctor Sarton <strong>de</strong> ciertos rumores <strong>de</strong> un ataque medievalista a Espaciópolis, y a urgirle para que se<br />

tomaran precauciones encaminadas a impedir todo tumulto externo y al <strong>de</strong>scubierto entre los<br />

espacianos y los terrícolas. El robot muerto añadiría fuerza a sus palabras.<br />

»Si le interrogaran respecto al gran intervalo entre su entrada en Espaciópolis y su llegada<br />

al domo <strong>de</strong>l doctor Sarton, podría <strong>de</strong>cir que vio a alguien que se escabullía por las calles en<br />

dirección al campo abierto. Que lo persiguió un trecho. También eso los conduciría con entusiasmo<br />

por una senda falsa. En cuanto a R. Sammy, nadie lo echaría <strong>de</strong> menos. Un robot más en medio <strong>de</strong><br />

las granjas circundantes <strong>de</strong> la ciudad..., pues no sería más que otro robot como muchos. ¿Voy muy<br />

equivocado, comisionado?<br />

—No, yo no... —En<strong>de</strong>rby se movía como un gusano.<br />

—No —explicó Baley—, usted no mató a Daneel. Él está aquí, y en todo el tiempo que ha<br />

estado en la ciudad no ha sido usted capaz <strong>de</strong> mirarlo frente a frente o <strong>de</strong> dirigirle la palabra por su<br />

nombre. Mírelo ahora, comisionado.<br />

En<strong>de</strong>rby no se atrevió a hacerlo. Cubrióse el rostro con las manos temblorosas.<br />

Las titubeantes manos <strong>de</strong> Baley por poco <strong>de</strong>jan caer el microproyector. ¡Lo había hallado!<br />

La imagen se percibía ahora centrada en la puerta principal <strong>de</strong>l domo <strong>de</strong>l doctor Sarton. La<br />

puerta se veía abierta; penetró en la pared hueca, a lo largo <strong>de</strong> las corre<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> metal reluciente.<br />

Abajo, entre ellas... ¡Allí! ¡Sí, allí!<br />

El fulgor era inequívoco.<br />

—Les explicaré lo que sucedió —continuó Baley—. Se encontraba usted en el domo cuando<br />

se le cayeron las gafas. Debe <strong>de</strong> haber estado nervioso, y lo he visto a usted nervioso. Usted se las<br />

quita; las limpia con cuidado. Eso fue lo que hizo; pero las manos le temblaban, y las <strong>de</strong>jó caer;<br />

quizás hasta las haya pisado. De todos modos, estaban rotas, y precisamente en ese instante la<br />

puerta se abrió y una figura que parecía Daneel se le puso enfrente.<br />

»Le disparó, recogió los restos <strong>de</strong> sus gafas y echó a correr. Entonces encontraron el<br />

cadáver, pero no a usted, y cuando por fin lo— hallaron, se percató <strong>de</strong> que era al madrugador<br />

doctor Sarton a quien había dado muerte. El doctor Sarton diseñó a Daneel a su imagen y<br />

116

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!