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02. Bóvedas de Acero

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

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—Entiendo.<br />

—Tú no eres un C—5. —Resultaba difícil hablar. El silbido <strong>de</strong>l aire friccionado era mucho<br />

más fuerte en el piso inferior, <strong>de</strong> menor abrigo, y Baley procuraba que su tono <strong>de</strong> voz fuese muy<br />

quedo. R. Daneel protestó:<br />

—¿Por qué no habría yo <strong>de</strong> ser un C—5? Soy tu socio, y, en consecuencia, <strong>de</strong> igual<br />

categoría. Me dieron esto.<br />

De un bolsillo interior extrajo una tarjeta—cre<strong>de</strong>ncial rectangular, totalmente auténtica. El<br />

nombre que aparecía era Daneel Oliva—,v, sin la importantísima inicial. La clasificación <strong>de</strong>notaba<br />

C—5.<br />

—Subamos, pues —convino Baley, impasible.<br />

En cuanto se sentó, Baley se quedó mirando fijamente hacia <strong>de</strong>lante y disgustado consigo<br />

mismo, con plena conciencia <strong>de</strong>l robot situado a su lado. Por dos veces lo habían pescado en falla.<br />

En primer lugar, no reconoció a R. Daneel como a robot; luego no previó la lógica que exigía que a<br />

R. Daneel le otorgasen una clasificación C—5.<br />

La dificultad, por supuesto, estribaba en que él no era el <strong>de</strong>tective secreto <strong>de</strong>l mito popular.<br />

Él no era incapaz <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>rse, imperturbable <strong>de</strong> apariencia, infinito <strong>de</strong> adaptabilidad y veloz<br />

como el rayo para las lucubraciones mentales. Ni nunca se supuso que lo fuera; pero nunca antes<br />

lo había lamentado como ahora.<br />

Lo que lo obligaba a dolerse <strong>de</strong> ello, al parecer, era confesarse que R. Daneel Olivaw<br />

significaba la verda<strong>de</strong>ra personificación <strong>de</strong> aquel mito.<br />

Tenía que serlo. Era un robot.<br />

Baley comenzó a encontrar excusas para sí mismo. El estaba acostumbrado a los robots<br />

como R. Sammy, en su oficina. Había esperado una criatura con una piel <strong>de</strong> plástico duro y<br />

brillante, <strong>de</strong> un color blanco casi muerto. Había esperado una expresión fija en un nivel irreal <strong>de</strong><br />

buen humor imbécil. Había esperado movimientos bruscos, un poco inciertos, casi automáticos.<br />

R. Daneel carecía <strong>de</strong> todo eso.<br />

Baley arriesgó una rápida mirada <strong>de</strong> soslayo al robot. R. Daneel se volvió simultáneamente<br />

y asintió gravemente. Cuando habló, sus labios se habían movido con naturalidad, y no se limitaban<br />

a quedar entreabiertos como los <strong>de</strong> los robots terrícolas. Hasta pudo vislumbrar movimientos <strong>de</strong><br />

una lengua articulada.<br />

«¿Por qué ha <strong>de</strong> permanecer allí sentado con tanta tranquilidad? —pensó Baley—. Todo<br />

esto <strong>de</strong>be <strong>de</strong> ser algo distinto y totalmente nuevo para él. El ruido, las luces, ¡la multitud! »<br />

Se levantó, se escurrió junto a R. Daneel y le dijo:<br />

—¡Sígueme!<br />

Bajaron <strong>de</strong>l expresvía y se dirigieron a las bandas <strong>de</strong>saceleradoras.<br />

Se encontraron en la calle Ciento Ochenta y Dos Este. A menos <strong>de</strong> doscientos metros<br />

estaban los ascensores que atendían el servicio <strong>de</strong> aquellos pisos <strong>de</strong> acero y cemento en don<strong>de</strong><br />

estaba situado su propio apartamento.<br />

Estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle, «Por aquí», cuando se halló <strong>de</strong>tenido por un grupo <strong>de</strong> gente que<br />

se aglomeraba en la parte exterior <strong>de</strong> una puerta <strong>de</strong> fuerza brillantemente iluminada, en una <strong>de</strong> las<br />

múltiples tiendas al menu<strong>de</strong>o situadas en las plantas bajas <strong>de</strong> esta sección.<br />

Dirigiéndose a una <strong>de</strong> las personas más cercanas, preguntó con un tono <strong>de</strong> autoridad<br />

automático:<br />

—¿Qué suce<strong>de</strong>?<br />

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