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02. Bóvedas de Acero

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

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todos los periódicos <strong>de</strong> la ciudad durante el mismo período, buscando nombres comprometidos en<br />

<strong>de</strong>claraciones contrarias a los robots o a los Mundos Exteriores. Es sorpren<strong>de</strong>nte lo que se pue<strong>de</strong><br />

hacer en tres horas.<br />

—De seguro que hay mejores aparatos en los Mundos Exteriores, ¿no es así?<br />

—Por supuesto.<br />

—¿Has estado alguna vez en Aurora? —indagó <strong>de</strong> pronto Baley.<br />

—No —repuso Daneel—, a mí me armaron en la Tierra.<br />

—Entonces, ¿cómo sabes tanto <strong>de</strong> los Mundos Exteriores?<br />

—Mi acervo <strong>de</strong> conocimientos proviene <strong>de</strong>l que poseía el finado doctor Sarton. Hay<br />

abundancia <strong>de</strong> material relativo a los Mundos Exteriores.<br />

—Comprendo. ¿Pue<strong>de</strong>s comer, Daneel?<br />

—Mi fuerza motriz es nuclear. Pensé que ya lo sabías.<br />

—Lo sé perfectamente. No te pregunté si necesitabas comer. Te pregunté si podías comer,<br />

si podías llevarte comida a la boca, masticarla y tragarla. Me figuro que eso sería un <strong>de</strong>talle<br />

importantísimo en tu apariencia <strong>de</strong> ser humano.<br />

—Comprendo tu punto <strong>de</strong> vista. Sí, puedo llevar a cabo las operaciones mecánicas <strong>de</strong><br />

masticar y <strong>de</strong> tragar. Por supuesto, mi capacidad es muy limitada, y me vería obligado a retirar,<br />

más tar<strong>de</strong> o más temprano, las sustancias ingeridas <strong>de</strong>l lugar que señalarías como mi estómago.<br />

—Muy bien. Esta noche tú te <strong>de</strong>dicarás a regurgitar, o lo que sea, en la tranquilidad <strong>de</strong><br />

nuestro apartamento. El caso es que yo tengo hambre. Dejé <strong>de</strong> tomar mi almuerzo, ¡maldita sea!, y<br />

te necesita conmigo cuando coma. Y resulta imposible que te sientes allí, y no comas sin provocar<br />

atención y comentarios. Así pues, si pue<strong>de</strong>s comer, eso es cuanto necesito saber. ¡Vamos!<br />

Las cocinas eran iguales en todos los barrios <strong>de</strong> la ciudad. Es más: Baley había estado en<br />

Washington, Toronto, Los Ángeles, Londres y Budapest en viajes <strong>de</strong> negocios, y también allá eran<br />

idénticas. Acaso fueron diferentes durante las épocas medievales, cuando los idiomas variaban y los<br />

regímenes alimenticios diferían. Pero actualmente los productos <strong>de</strong> las levaduras eran iguales en<br />

todo el mundo.<br />

Allí estaba la triple fila, en espera, moviéndose con lentitud, convergiendo en la puerta y<br />

dividiéndose <strong>de</strong> nuevo, a la <strong>de</strong>recha, a la izquierda, al centro. Allí, también, el rumor <strong>de</strong> humanidad,<br />

hablando, agitándose, y el resonante choque <strong>de</strong> plástico contra plástico. Allí, a<strong>de</strong>más, el brillo <strong>de</strong>l<br />

símil <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong>l pulido exagerado, <strong>de</strong> la claridad sobre cristal, las mesas largas, el vapor que<br />

casi podía tocarse en la atmósfera recargada.<br />

Baley avanzaba poco a poco, a medida que la fila a<strong>de</strong>lantaba.<br />

Preguntó a R. Daneel con repentina curiosidad:<br />

—¿Pue<strong>de</strong>s sonreír?<br />

—Discúlpame, Elijah, no te oí —repuso R. Daneel, pues había estado atisbando hacia el<br />

interior <strong>de</strong> la cocina absorta por completo.<br />

—Te preguntaba si pue<strong>de</strong>s sonreír.<br />

R. Daneel sonrió. El gesto fue súbito y sorpren<strong>de</strong>nte. Los labios se le crisparon hacia atrás,<br />

y la piel <strong>de</strong> los lados se le frunció. Sin embargo, sólo la boca sonreía. El resto <strong>de</strong>l semblante <strong>de</strong>l<br />

robot permaneció inmutable.<br />

Baley meneó la cabeza.<br />

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