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02. Bóvedas de Acero

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

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Su esposa le tendió la mano, que R. Daneel estrechó y soltó. Volvióse a su marido, mirando<br />

<strong>de</strong>spués a R. Daneel:<br />

—¿Tiene la amabilidad <strong>de</strong> sentarse, señor Olivaw? —dijo—. Debo hablar con mi esposo <strong>de</strong><br />

asuntos familiares. Será sólo un minuto.<br />

Jessie retenía la manga <strong>de</strong> Baley. Él la siguió hacia la habitación contigua.<br />

—No estarás herido, ¿verdad? —preguntó ella en un apresurado susurro—. He estado<br />

preocupada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que lo oí por la radio.<br />

—¿Por la radio?<br />

—Lo emitieron hará cosa <strong>de</strong> una hora. Me refiero al escándalo en la zapatería. Informaron<br />

que dos <strong>de</strong> la secreta lo habían sofocado. Sabía que tú regresabas a casa con un socio, y esto<br />

sucedía precisamente en nuestra subsección y en el momento exacto <strong>de</strong> tu regreso a casa. Me<br />

figuré que estaban minimizando los hechos y que tú...<br />

—Por favor, Jessie. Como pue<strong>de</strong>s ver, estoy sin novedad.<br />

Jessie se tranquilizó, no sin esfuerzo. Añadió temblorosa:<br />

—Tu socio no pertenece a tu división, ¿verdad?<br />

—No —repuso Baley con <strong>de</strong>sagrado—. Es un extraño.<br />

—¿Cómo habré <strong>de</strong> tratarlo?<br />

—Como a cualquier otro. Sólo es mi socio; he ahí todo.<br />

Lo dijo con tan poco convencimiento, que los rapidísimos ojos <strong>de</strong> Jessie se contrajeron.<br />

—¿Algo anda mal?<br />

—No, nada. Ven, volvamos al recibidor. Comenzará a parecerle sospechoso nuestro<br />

proce<strong>de</strong>r.<br />

Lije Baley sentíase un tanto incierto respecto a su apartamento. Hasta ese mismo<br />

momento, no lo habían asaltado las dudas. De hecho, siempre se había enorgullecido <strong>de</strong> él, pero<br />

con aquella creación <strong>de</strong> los mundos allen<strong>de</strong> el espacio sentada en medio <strong>de</strong> él, Baley se sintió <strong>de</strong><br />

pronto dudoso. El apartamento se le presentó miserable y amontonado.<br />

—¡Jessie, tengo hambre! —exclamó <strong>de</strong> pronto Baley en un<br />

tono <strong>de</strong> voz impaciente.<br />

—Señora Baley, ¿violaría yo alguna norma establecida si le dirigiera la palabra por su<br />

nombre? —intervino R. Daneel.<br />

—No, por supuesto que no. Hágalo con toda libertad, y llámeme Jessie si..., oh..., si te<br />

parece, Daneel. —Y soltó una risita.<br />

Baley se sintió volver al salvajismo. La situación estaba poniéndose intolerable. Jessie<br />

pensaba que R. Daneel era un hombre. La cosa se iba a exagerar hasta el punto <strong>de</strong> vanagloriarse<br />

<strong>de</strong> él y charlar sobre él en el Personal <strong>de</strong> Mujeres. Para remate, no era mal parecido, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su<br />

impasibilidad, y Jessie sentíase halagada con su <strong>de</strong>ferencia. Imposible <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> observarlo.<br />

Abrióse la puerta y un jovencito entró con mucho cuidado. Sus ojos se fijaron en R. Daneel<br />

casi al instante.<br />

—¿Papá? —inquirió con incertidumbre.<br />

—Mi hijo Bentley —presentó Baley, en voz baja—. Este es el señor Olivaw.<br />

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