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02. Bóvedas de Acero

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

La acción se desarrolla en la Tierra, durante el siglo LI, donde las ciudades están encapsuladas en gigantescas bóvedas de acero (de las que la novela toma su nombre) y sin contacto directo con el mundo exterior.

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Baley se llevó una manzana a la boca. La superficie era roja y ver<strong>de</strong>. Se notaba fresca al<br />

tacto y poseía un aroma leve y apetitoso. Le hincó el diente, y el inesperado sabor agrio le<br />

<strong>de</strong>stempló los dientes.<br />

«Confío en que por lo menos la habrán lavado», pensó.<br />

—Permítame presentarme un poco más específicamente —sugirió Fastolfe—. Estoy<br />

encargado <strong>de</strong> la investigación <strong>de</strong>l asesinato <strong>de</strong>l doctor Sarton, por parte <strong>de</strong> Espaciópolis, así como<br />

el comisionado En<strong>de</strong>rby lo está por parte <strong>de</strong> la ciudad. Si le medo ser <strong>de</strong> alguna utilidad, cuente<br />

conmigo. Nos sentimos tan ansiosos por llegar a una solución tranquila <strong>de</strong> este problema, por<br />

obtener que se eviten idénticos inci<strong>de</strong>ntes en lo futuro, como el que más en toda la Administración<br />

<strong>de</strong> Nueva York.<br />

—Gracias, doctor Fastolfe —repuso Baley—. Estimo en lo fue vale su actitud y su<br />

ofrecimiento.<br />

Mordió en el centro mismo <strong>de</strong> la manzana y se saltaron <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la boca pequeños<br />

ovoi<strong>de</strong>s duros y negros. De modo automático resopló. Salieron disparados y cayeron al suelo. Uno<br />

hubiese dado en la pierna <strong>de</strong>l doctor Fastolfe a no ser porque el espaciano la retiró con rapi<strong>de</strong>z.<br />

Baley enrojeció <strong>de</strong> rubor, y se dispuso a inclinarse.<br />

—Está bien, señor Baley —le manifestó Fastolfe con humor agradable—. Déjelos, se lo<br />

suplico.<br />

Baley se en<strong>de</strong>rezó. Dejó la manzana, un tanto confuso y cohibido. Tenía la incómoda<br />

sensación <strong>de</strong> que, en cuanto se alejase <strong>de</strong> ahí, buscarían las pequeñas partículas y las recorrerían<br />

mediante un succionador; el recipiente <strong>de</strong> la fruta lo quemarían o lo arrumbarían en algún sitio<br />

distante <strong>de</strong> Espaciópolis; hasta la habitación en que se hallaban la <strong>de</strong>sinfectarían.<br />

Bruscamente, trató <strong>de</strong> ocultar su malestar.<br />

—Me agradaría solicitar permiso para que el comisionado En<strong>de</strong>rby asistiese a nuestra<br />

conferencia mediante la personificación tridimensional.<br />

El entrecejo <strong>de</strong> Fastolfe se frunció, y luego ascendió.<br />

—Por supuesto, si así lo <strong>de</strong>sea. Daneel, ¿quieres establecer comunicación?<br />

Baley permaneció sentado, todavía con mayor incomodidad, hasta que la superficie<br />

brillante <strong>de</strong>l enorme paralelepípedo, en uno <strong>de</strong> los rincones <strong>de</strong>l aposento, se iluminara y mostrara al<br />

comisionado En<strong>de</strong>rby y parte <strong>de</strong> su escritorio. De pronto cesó todo malestar, y Baley sintió algo<br />

muy parecido al afecto por fuella figura familiar, y un vivo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hallarse <strong>de</strong> regreso y en<br />

seguridad en aquella oficina con él o en cualquier otro sitio <strong>de</strong> la ciudad, sin importarle cuál. Hasta<br />

en la parte menos agradable <strong>de</strong> los distritos <strong>de</strong> levadura <strong>de</strong> Jersey.<br />

Ahora que ya contaba con su testigo, Baley no vio razón alguna para su tardanza. Por lo<br />

tanto, informó:<br />

—Creo que he penetrado ya el misterio que ro<strong>de</strong>a la muerte <strong>de</strong>l doctor Sarton.<br />

Con el rabillo <strong>de</strong>l ojo vio a En<strong>de</strong>rby que se ponía en pie, como impulsado por un resorte, al<br />

tiempo que alcanzaba a sostener (esta vez con éxito) las gafas que se le caían. Una vez en esa<br />

posición, el comisionado sacó la cabeza fuera <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l receptor tridimensional, y se vio<br />

obligado a sentarse <strong>de</strong> nuevo, con el rostro encendido y sin habla.<br />

De manera mucho más tranquila, la cabeza <strong>de</strong>l doctor Fastolfe se inclinó hacia un lado para<br />

mostrar su sobresalto u ocultarlo. Sólo R. Daneel permaneció impasible.<br />

—¿Preten<strong>de</strong> usted <strong>de</strong>cirnos que conoce al asesino? —profirió por fin Fastolfe.<br />

—No —replicó Baley— Afirmo que no hubo asesinato.<br />

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