11.07.2015 Views

pfhlamc

pfhlamc

pfhlamc

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Por qué sales, si acabas de llegar?Parecía deliberadamente agraviado.tono.—Porque tengo ganas —replicó Ella, con una sonrisa como respuesta a suMichael contestó con otra sonrisa, forzada, arrugó el ceño y dijo con vozofendida:—No es justo.—¡Pero si antes de una hora te habrás dormido! O, al menos, así lo espero.—¿Me leerá Julia un cuento?—|Pero si ya lo he hecho yo durante horas! Además, mañana es día deescuela y tienes que dormir.—De todas formas, cuando te hayas ido, espero convencerla para quevenga.—Bueno. Pero más vale que no me lo cuentes, porque me enfadaré.El chico la miró con impertinencia. Estaba incorporado en la cama, ancho decuerpo, sólido, con las mejillas sonrosadas y muy seguro de sí mismo y delreducido mundo de la casa.—¿Por qué no llevas el vestido que has dicho te pondrías?—He decidido cambiar y ponerme esto.—¡Bah! Mujeres... —exclamó aquel mocoso de nueve años, con aires desuperioridad—. ¡Las mujeres y sus vestidos!—Bueno, buenas noches —concluyó Ella, poniendo sus labios por un instantesobre aquella mejilla caliente y suave y husmeando con placer el olor de jabónfresco que despedía su pelo.Bajó y se encontró con que Julia tomaba un baño. Gritó:—¡Me voy!Julia respondió:—No tardes, que ayer apenas dormiste.En el restaurante, Cy Maitland ya la esperaba. Tenía un aspecto fresco ylleno de vitalidad. Sus ojos azul claro estaban intactos, sin señales de no haberdormido. Ella, al verle tan fresco, dijo, sentándose junto a él y sintiéndose depronto fatigada:—¿No tiene sueño?278

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!