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traicionado un amor auténtico, para amar sólo una caricatura. Y ella le rechaza parapreservar su auténtica personalidad, que se ha visto traicionada y rechazada por él.Ella no escribe esta historia. Tiene miedo de que, si lo hace, se convierta enverdad.Vuelve a mirar a su interior y encuentra un nuevo argumento.Un hombre y una mujer. Ella, al cabo de años de libertad, se siente madurapara un amor serio. Él representa el papel del amante serio porque tiene necesidadde encontrar un asilo o refugio. (Ella toma como modelo para este personaje alescritor canadiense, con su actitud fría y como de máscara mientras hace el amor:se observaba a sí mismo interpretando el papel, su papel de hombre casado quetiene una amante. Éste es el aspecto del canadiense que Ella utiliza: un hombreque se observa representando un papel.) La mujer, demasiado hambrienta,demasiado intensa, hiela al hombre todavía más; aunque él sólo es consciente amedias de su frialdad. La mujer, que había sido muy poco posesiva, nada celosa niexigente, se transforma en una carcelera. Es como si la hubiese poseído unapersonalidad que no fuera la suya. Y observa con sorpresa su degeneración enharpía celosa, como si esta otra personalidad no tuviera nada que ver con ella, delo cual está convencida porque, cuando el hombre la acusa de ser una espía celosa,ella replica con sinceridad:—No soy celosa. Nunca lo he sido.Ella contempla atónita esta historia, pues en su propia experiencia no haynada que pueda habérsela inspirado. ¿Cómo, pues, se le ha ocurrido? Ella piensa enla esposa de Paul; pero no, se comportó con demasiada humildad y resignaciónpara sugerirle un carácter como éste. ¿Quizá su propio marido, que se denigraba así mismo, era celoso y abyecto, y le organizaba escenas histéricas típicamentefemeninas por su incapacidad como hombre? Seguramente, piensa Ella, ya queesta figura, su marido, con la que ella estuvo ligada por tan poco tiempo y, alparecer, sin auténtica entrega, es el equivalente masculino de la virago de suargumento. Sin embargo, decide no escribir el relato. Está escrito en su interior,pero no lo reconoce como suyo. « ¡Tal vez lo leí en alguna parte —reflexiona— oquizás alguien me contó esta historia y he olvidado quién...!».Por este tiempo, Ella visita a su padre. Hace bastante que no le ha visto.Nada ha cambiado en la vida de él. Sigue siendo un hombre callado, absorto en sujardín, en sus libros. En fin, es el clásico militar transformado en una especie demístico. ¿O ha sido siempre un místico? Ella, por vez primera, se lo pregunta:¿Cómo debe sentirse una, casada con un hombre así? Casi nunca piensa en sumadre — ¡hace tanto que murió!—, pero empieza a revivir recuerdos de ella. Ve auna mujer con sentido práctico, alegre y activa. Una noche, sentada frente a supadre junto a la chimenea, en aquella habitación con el techo pintado de blanco, lasvigas negras y las paredes cubiertas por los libros, le observa mientras lee y sorbewhisky. Por fin, se atreve a hablarle de su madre.La cara de él adopta una expresión alarmada muy cómica: es obvio quedesde hace años tampoco piensa en su mujer. Ella insiste. Su padre, finalmente,dice con sequedad:—Tu madre era demasiado buena para mí.Luego sonríe, incómodo, y en sus ojos remotos y azules aparece de prontola mirada asustada y franca de un animal sorprendido. La sonrisa ofende a Ella;396

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