11.07.2015 Views

pfhlamc

pfhlamc

pfhlamc

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Lee mucho aparte lo concerniente a su trabajo?—No. —Se rió y añadió—: Mi mujer es la fuerte en cultura. Yo no tengotiempo,—Cuénteme cosas de ella.Al instante sacó una foto. Era una rubia muy bonita, con cara de bebé,rodeada de cinco niños.—Muchacho, ¿no la encuentra guapa? ¡Es la chica más guapa de toda laciudad!—¿Por eso se casó usted con ella?—¡Pues claro...! —Captó su tono, se rió de sí mismo y dijo, sacudiendo lacabeza como si no comprendiera—: ¡Claro! Yo me dije: tengo que casarme con lachica más guapa y de más clase de toda la ciudad. Y lo hice. Eso es exactamente loque hice.—¿Y son felices?—Es una gran chica —se apresuró a decir, con entusiasmo—. Es una chicaexcelente, y tengo cinco chicos. Me gustaría tener una niña, pero mis chicos sonexcelentes. Sólo me agradaría disponer de más tiempo para estar con ellos, perocuando lo tengo, me siento muy bien.Ella pensaba: «Si me levantara y dijera que me iba, él no se opondría; lotomaría sin rencor, con buen humor. Quizá le volveré a ver. Quizá no. A ninguno delos dos nos importa. Pero ahora soy yo la que tengo que llevar la batuta, porque élno sabe cómo tomarme. Tendría que irme, pero ¿por qué? Ayer mismo decidí queera ridículo que mujeres como yo tengamos emociones que no se adaptan anuestro género de vida. Un hombre, ahora, en una situación como ésta, el tipo dehombre que sería yo si hubiera nacido hombre, me llevaría a la cama sin pensarlomás». Él estaba diciendo:—Y ahora, Ella, ya he hablado bastante de mí. Usted ha demostrado ser unaestupenda oyente, se lo reconozco. Pero piense que no sé nada de usted, nada denada.«Ahora —pensó Ella—. Ahora.»Pero le preguntó, en tono trivial:—¿Sabe que son más de las doce?—¿Sí? ¿De veras? Da igual. Nunca me acuesto antes de las tres o las cuatro,y me levanto a las siete todos los días de mi vida.«Ahora —pensó Ella—. Es ridículo que sea tan difícil.» Decir lo que acababade decir contradecía sus instintos más profundos. Por eso le sorprendió que lesaliera con tanta naturalidad, al parecer, esta frase, que pronunció en un tonoapresurado en demasía:—¿Quiere irse a la cama conmigo?281

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!